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El 80% de las violaciones sexuales son perpetradas por familiares de las víctimas, sin embargo, muchos casos no se denuncian para evitar que haya un impacto en la dinámica familiar, principalmente en el aspecto económico.
La información la ofreció el doctor Rafael García Álvarez, director médico del Instituto de Sexualidad Humana de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (ISHUASD).
El psiquiatra considera que este tipo de actitud dependerá del rol que desempeña el violador dentro del seno familiar.
Es como si se vendiera ese niño, ¿en qué sentido?, estamos callando el problema porque denunciarlo va a tener consecuencias económicas en términos de que el sujeto que será sometido a la justicia no siga colaborando con la manutención del hogar.
El doctor refiere que los padres, abuelos, tíos, primos y primas son los individuos de más alto riesgo para consumar un incesto, debido a la confianza existente. García dice que el incesto más común es de padre a hija, excepcionalmente se dan casos de madre a hijo y es común entre hermanos.
Trauma y denuncia tardía. Los abusos no denunciados y tratados en el momento que ocurrieron quedan permanente en la memoria de las víctimas provocando traumas al momento de iniciar una vida sexual activa o antes, con una desviación de la preferencia sexual, manifiesta el experto.
El abuso sexual es una epidemia en el país. En la población que asiste al Centro de Sexualidad Humana el 30% de las mujeres y el 10% de los hombres refiere haber tenido una experiencia dolorosa en su infancia o en su adolescencia asociada a una violación sexual.
El psiquiatra indica que la población asistida reportó el abuso como parte de la historia clínica y no porque fuera denunciado en alguna etapa de sus vidas. Precisa que tampoco acuden a consulta por sentir algún problema respecto a la violación, sino que la misma se descubre durante el conversatorio.
Amenazas. El doctor afirma que todos los abusadores son chantajistas, compran al niño o amenazan con cortarle la lengua, matarlo o matar a los familiares cercanos del menor, si denuncia el abuso.
Además, señala que el abusador desestima la denuncia de un niño alegando que es un mentiroso, sin embargo, el infante muchas veces da detalles sumamente específicos y tiene destrezas sexuales no aptas para su edad.
En esa circunstancia debemos darnos cuenta que algo está pasando y que ese niño debe ser supervisado.
Ante la frecuencia con que ocurren las violaciones sexuales en el seno familiar, el experto recomienda que prime la educación en el hogar. La mamá debe ser vigilante de la protección de esos niños e informales que nadie tiene derecho a tocarlos, a pedirle que toque a la persona o a invadir sus partes privadas.
De esa manera si pasa algo, y el niño le cuenta a la madre, esta debe decirle que le cree y buscar la ayuda médica y jurídica necesaria.
No obstante, García Álvarez explica que en algunas oportunidades el niño ha sido conducido a denunciar un abuso que no es real para chantajear a una persona o someterlo a la justicia.
Consecuencias. El abuso sexual tiene consecuencias devastadoras sobre las personas. Los estudios indican que cuando el niño es abusado sus estructuras cerebrales se alteran, por lo que muchas veces la secuela que deja es para toda la vida, precisa García Álvarez.
Dijo que el proceso terapéutico es largo, ya que el abuso se queda como una memoria impresa en el cerebro. Hay que dejar que la víctima hable a su ritmo y pueda perdonar al victimario, expresó.
Área Infectología. El Centro de Sexualidad cuenta con un área de Infectología, donde hace más de un año ofertan un programa de bloqueo para enfermedades de transmisión sexual y VIH-Sida para personas que han sido víctimas de violaciones sexuales, principalmente por desconocidos. El programa evita el contagio de gonorrea, sífilis y hepatitis y previene el embarazo. La víctima debe acudir antes de las 72 horas de ocurrido el hecho.
