En los últimos tiempos hemos escuchado bastante el término de “vivienda sustentable”. A menudo este término se relaciona con viviendas ecológicas, los llamados edificios “verdes”, green bulding,  etc., o sea, que  se asocia  únicamente al medio ambiente, pero eso es sólo una  de las cuatro patas de la mesa que sostiene o edifica el concepto de vivienda sustentable.

Una vivienda  verdaderamente sustentable, además de serlo en lo ecológico, debe serlo en lo económico, en lo seguro y en lo social.  Brevemente describiré algunos aspectos generales de cada uno de estos cuatro aspectos:

a) Vivienda económicamente sustentable: es cuando su planeación y su proceso constructivo se logra tan eficientemente que es competitivo a nivel internacional.

Esto da como resultado un beneficio económico al promotor, al Estado y, más importante aún, representa una plusvalía para el  cliente, una inversión que le traerá grandes beneficios.

Una característica importante que debe tener es  la transformabilidad pasiva,  o sea, que permita hacer cambios arquitectónicos interiores  sin tener que ser destruida. Así mismo,  es una vivienda que puede “crecer” en función de cómo crece la familia, pudiendo pasar de ser de 2 habitaciones a una de 3  o de 4 habitaciones.

c) Vivienda sustentable en cuanto a seguridad: Esta vivienda es construida siguiendo las normas nacionales e internacionales  de buen diseño y  buen procedimiento de construcción.

Es una vivienda erguida por un personal correctamente adiestrado y capacitado, que utiliza materiales de óptima calidad, y son supervisados adecuadamente por profesionales de cada una de las ramas (ingenieros civiles, arquitectos, ingenieros estructuralistas, ingenieros sanitarios, ingenieros electricistas, etc.).

d) Vivienda socialmente sustentable: una vivienda es sustentable socialmente si, en vez de restarle,  aporta a la ciudad. Es una vivienda que embellece la ciudad, que ayuda al peatón, no maltrata al conductor y beneficia a la vecindad. Respeta las aceras peatonales, los accesos vehiculares y los linderos. Así mismo, es una vivienda que contribuye  a la integración familiar, partiendo de la premisa de que “donde no hay una vivienda, no puede haber un hogar, y donde no hay un hogar  hay fomento de la delincuencia, el desorden, el desamor y el descuido de la educación y la salud”.

e) Vivienda ecológicamente sustentable: esta vivienda es una construcción pasiva, una construcción que  ahorra energía (tanto por su buena ventilación e iluminación natural, como por el uso de energía alternativa), está hecha con materiales que no dañan el medio ambiente,  hace un uso sustentable del agua (ya sea  el agua de la ciudad, la pluvial y/o la residual), ayuda a disminuir el calentamiento global con áreas verdes  y  azoteas verdes (green roof).  Es una vivienda con  la característica de sobrevivencia pasiva, o sea, que continúa siendo habitable por un buen tiempo a pesar de que los servicios de la ciudad (agua, teléfono, electricidad, etc.) sean suspendidos.

Pero sobre todo, para lograr ser sustentable,  debe ser una vivienda construida en una  ciudad bien planificada y bien hecha, una ciudad habitada por ciudadanos responsables, gobernada por funcionarios capaces, con normas claras y acertadas;  una ciudad que sea amigable al peatón, incentive al promotor privado y proteja al  ciudadano común. Este concepto no debemos verlo como un término que “está de moda”, sino que debemos crear consciencia en la importancia que encierra.

Invitamos a nuestros colegas constructores y promotores de viviendas a que nos avoquemos, en lo posible y siempre con  “los pies sobre la tierra”,  a construir viviendas económicas, seguras, sociales y ecológicamente  sustentables. 

El protagonista

Héctor Bretón Sánchez

2do. Vicepresidente  de La Asociación de Constructores y Promotores de Viviendas (ACOPROVI).

Es ingeniero civil, con maestría en Admón. de la Construcción,  catedrático de la Maestría de Administración de la Construcción de INTEC,  miembro de la Cámara Dominicana de la Industria de la Construcción.