En nuestro país se dice: “nadie sabe las vueltas que da el mundo”, para referirse a los cambios de la fortuna, a los vaivenes entre el bienestar y la adversidad. Algunas veces la expresión se usa como advertencia y hasta como amenaza. ¡Ya verás cuando las cosas cambien! La frase, desde luego, no es exclusiva de los dominicanos. Es una manera de decir con difusión universal. No puedo saber desde cuándo está vigente en las lenguas modernas. Pero sospecho que debe ser a partir de la aceptación general del sistema copernicano. La teoría astronómica heliocéntrica trajo grandes controversias. El pobre Galileo sufrió por ello un doloroso “proceso”.
La Iglesia católica no aceptaba el “arrumbamiento” de la astronomía ptolemaica. Como nota curiosa, debemos consignar que el Papa Urbano VIII, viejo amigo de Galileo, estaba dispuesto a aceptar la “traslación” de los planetas; lo que le parecía inaceptable era la “rotación” de la tierra, o sea, las vueltas que da el mundo. Eso de que la tierra sea como un “reguilete”, no es fácil de concebir a la hora de siesta, cuando todos duermen satisfechos; en los apacibles fines de semana de los funcionarios públicos bien remunerados. El mundo, seguramente, es más bien estático, sereno, imperturbable; o mejor dicho, debería serlo.
Las vueltas que da el mundo, a pesar de que son esperadas por todos, producen sorpresas cada día. “De revolucionibus orbium coelestium” no ha dejado de dar dolores de cabeza desde su fecha de publicación, a mediados del siglo XVI. El Primer Ministro de Inglaterra amenaza con abandonar la Comunidad Económica Europea, si las autoridades comunitarias no toman medidas contra los inmigrantes. En Suiza, en la Confederación Helvética, se ha producido una reacción semejante, absolutamente imprevista.
Los países petroleros, dueños de los recursos energéticos “que mueven al mundo”, están experimentando una “revolución copernicana”. Los precios de los hidrocarburos, en vez de ir “en alza”, han ido hacia la baja. Venezuela, nación petrolera por excelencia, con riquezas que parecen inagotables, ha tenido que vender certificados de sus acreencias externas a los banqueros norteamericanos. Este país rico, con un “régimen socialista”, se ve en aprietos y recurre a los grandes bancos del capitalismo internacional. ¿Da vueltas el mundo?