Las zonas francas: un problema local

<p>Las zonas francas: un problema local</p>

MIGUEL CEARA-HATTON
No tener empleo es algo terrible y en RD la tasa de desempleo se ha mostrado muy rígida a la baja a pesar del historial de crecimiento económico. En abril del 2006, el desempleo ampliado era 16.4% de la población económicamente activa (PEA) y en el año en que estuvo más bajo fue en 1999, registrando 13.8%.

El aporte principal de las zonas francas a la sociedad dominicana ha sido en empleos. En el momento de mayor auge 1998-2000, empleaban unas 195 mil personas, lo que representaba el 5.6% de la PEA. En 1994 alcanzaría el mayor pico empleando el 6.2%. En el 2006, los empleos eran 148 mil, es decir menos del 3% de la PEA y continúa declinando.

El aporte de las zonas francas al PIB ha sido reducido, nunca estuvo por encima de 4% y en el 2005 era de apenas 2.3%. Si bien el impacto nacional es reducido, el impacto en las diferentes regiones no lo es. Las zonas francas han sido un factor de primer orden para el desarrollo de algunas provincias y zonas del país.

En año 2005, en el norte del país, había cerca de 73 mil personas empleadas en las zonas francas. En Santiago, las zonas francas han sido un motor de desarrollo que será difícil de sustituir. En las provincias del Este se empleaban 22 mil personas; en el Sur, casi lo mismo; en Santo Domingo se generaban 31 mil empleos; en el Noroeste 6 mil empleos y hasta en Pedernales se crearon 132 empleos. Frente a la dinámica de despidos estas fuentes locales de empleos requieren alternativas.

¿Qué lecciones podemos sacar del desarrollo de las zonas francas, para no repetirlas en el futuro?

Primero, la crisis del sector de zonas francas refleja una falta absoluta de previsión y uso de la información. Se sabía desde el 15 abril de 1994, cuando se firmó el Acta de Marrakech que el acuerdo multifibra tenía fecha de muerte el 1 de enero del 2005. En la RD se hicieron varias publicaciones advirtiendo la situación  tan temprano como en mayo del 1994, cuando el PNUD publicó lo que se conoció como el Informe Abuggattás que analizaba los impactos del Acta de Marrakech sobre el país. En diciembre de 1994 se hizo una edición local del Acta (2000 ejemplares) por una fundación que dirigía Miguel Sang Ben. Después a lo largo de los años se hicieron numerosas publicaciones advirtiendo la situación. Quien escribe estas líneas tiene varios artículos abordando el tema. ¿Por qué no se hizo nada? ¿Por irresponsabilidad de la dirigencia empresarial o del liderazgo político? ¿Dónde estaba ADOZONA? ¿Dónde estaba CNZFE? No se puede alegar ignorancia cuando toda la información estaba disponible y a mano.

Otro ejemplo fue prever el impacto de la entrada de China a la OMC, sobre todo con una negociación que duró 15 años. Me pregunto: ¿para qué sirve este liderazgo político y empresarial, si no es capaz de prever los impactos de fenómenos tan visibles?  ¿Qué hubiera pasado con el sector de zonas francas de haberse tomado medidas a tiempo? Cualquier solución ahora es mucho más dolorosa. Igual sabemos que el régimen fiscal preferencial tiene fecha de muerte y nada se ha hecho para ir produciendo un cambio gradual.

Segundo, lo que importa para evaluar el aporte de una actividad económica no es cuánto se exporta sino el valor agregado que genera. Aunque parezca un absurdo el sector de zonas francas compitió para exportar más con menos valor agregado. Eso en el largo plazo, creó daños muy difíciles de corregir.

Tercero, ha sido un error estratégico concentrar las exportaciones en un solo mercado. Hay suficientes evidencias que hablan del alto riesgo que implica concentrarse en un solo mercado. Sin embargo, el liderazgo nacional en un ejercicio de ignorancia o comodidad ha borrado del mapa al resto del mundo. Por último, se vuelve a cometer un error cuando se piensa que el DR-CAFTA resolverá los problemas del sector de zonas francas. Se están confundiendo los problemas de competitividad sistémica del sector con temas de acceso a mercados y en el país, parte del liderazgo nacional, confunde  comercio con desarrollo. El acceso a mercados, no borra las deficiencias institucionales ni las diferencias de productividad con relación a otros países; podemos exportar más y ser más pobre al mismo tiempo.

La gran lección aprendida es que el liderazgo político y empresarial del sector, el CNZFE y ADOZONA, hicieron muy poco para advertir y corregir los efectos perversos de situaciones que se creaban muchos años atrás y que de enfrentarse a tiempo hubiesen tenido un menor impacto sobre la actividad.

Finalmente, hoy día el cierre de zonas francas y el desempleo que generan es un problema regional y local más que nacional, requiere respuestas locales, por ejemplo, acciones de apoyo de fomento de actividades productiva en Santiago, en La Romana, San Pedro y en otras. No confundamos los instrumentos de política, focalicemos la acción.

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