Lastimarnos los unos a los otros, ¿de qué servirá?

Lastimarnos los unos a los otros, ¿de qué servirá?

¡Muerte a los traidores! decían en el Parque Independencia durante aquella manifestación nacionalista que más bien parecía un culto al odio y no un acto en defensa de la nación.

Al calor de esa y otras dulces consignas, se repartió el “Álbum de la traición”, un libelo en el que señalan a los que orquestan la “trama contra la Patria”, cuyo “jefe mediático” (según dicen) es el entrañable Juan Bolívar Díaz.

No tengo palabras para definir lo que he sentido desde el lunes pasado. Las acusaciones han sido muy duras y absurdas. ¿De qué maldita trama están hablando cuando es el propio país, desconociendo el derecho de los que vio nacer, el que está provocando que el mundo se vuelque contra él? ¿Es que los dominicanos nos creemos tan intocables que podemos avasallar a quien nos dé la gana sin que nadie reclame? No, no es una trama, señores: nos “castigan” por lo que hemos hecho. Cuestionarnos no es injerir en nuestra soberanía: es enrostrarnos que hemos actuado con suma crueldad, desconociendo a nuestra gente.

Pero esta, sin embargo, no es la peor parte. Con la denuncia de esa inexistente trama, se está atentando contra gente que sólo ha defendido a un grupo de dominicanos a los que se pretende desnaturalizar. Promoviendo el odio contra ellos, y contra todo el que se ha manifestado contra la sentencia del Tribunal Constitucional (TC), ¿qué creen que van a lograr?

Es lamentable que los dominicanos nos levantemos unos contra otros. Que entendamos que disentir es traicionar y que, por tanto, nos lastimemos. Me aterra pensar dónde podemos terminar.

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