Todavía hay miles de líderes en el mundo que no entienden que, con la primavera Árabe las causas y procedimientos tradicionales que servían como encendedores y promotores de revueltas sociales cambiaron por completo. En efecto, en Latinoamérica los dictadores, las ideologías y los movimientos de liberación nacional ya no son los agentes subversivos por excelencia.
El uso de la tecnología en esta aldea globalizada en la cual ya no hay que importar los acontecimientos y que tampoco permite que se adornen las informaciones; tan solo un celular en las manos de un ciudadano es un kalashnikov.
El Mundo Cambió
Las disyunciones, conjunciones y la cosmovisión de sus líderes a pesar de compartir historias sociopolíticas y económicas cuasi-comunes; generan una complejidad enriquecedora a la hora de analizar a Latinoamérica. A tal punto, que existen escenarios tan paradójicos como el nivel educativo de Chile y Costa Rica ambos llamados alguna vez las suizas de américa latina y, países tan pobres y analfabetos como Haití muy parecido a los de áfrica central. También, ver que en los últimos 15 años los dos gobernantes que más aportaron a la educación de sus países Evo y Lula; ninguno de los dos estudió.
Sin embargo, aun cuando el desarrollo de la tecnología y la globalización han logrado afianzar la tesis de que “la tierra es plana” del periodista estadounidense Thomas Friedman; américa latina en términos reales sigue inmersa en el siglo XIX. La mayoría de nuestros líderes viven convencidos y atrapados en el decimonónico discurso de que somos frontera imperial. Por eso, no hemos sabido aprovechar en beneficio propio nuestra condición de vecinos de la potencia más grande del mundo y; por el contrario, como región importamos el 40% de las exportaciones de EE.UU. increíblemente sobrepasando a China y a la Unión Europea.
Anquilosados en el Tiempo
A pesar de las disimiles motivaciones que han causado todas estas erupciones sociales en Latinoamérica; en esencia, sus raíces singuen siendo las mismas. El gran Noam Chomsky lo explica de manera magistral cuando afirma, que “aun cuando la agenda global de los foros internacionales es el calentamiento global, el aprovechamiento de las TIC, el uso de la inteligencia artificial y la búsqueda y desarrollo de energías alternativas; en américa latina estamos abismados en la lucha contra la corrupción”, reducción del hambre, calidad educativa y la violencia por el control y tráfico de drogas. A todo eso hay que sumarle la concepción caudillista del liderazgo latino propia del medioevo.
De igual forma, estas absurdas reminiscencias de la guerra fría de izquierdas y derechas gravitando en los lideres liliputienses que tenemos. En el mundo de hoy lo que debe existir son bloques económicos y políticos ajenos al fanatismo ideológico, que contribuyan a las exportaciones masivas de nuestros productos y la industrialización de nuestras economías. La miopía maltrecha de ver solo a Latinoamérica como víctima imperial es la que no nos deja ver que aun con el crecimiento regional de los últimos 25 años; hay una gran diferencia entre crecimiento y distribución de las riquezas. Y, que como dijo Deng Xiao Ping “no importa si el gato es blanco o negro” será un buen gato mientras cace ratones”.
Roosevelt en el Siglo XXI.
Si bien es cierto que la política del Big Stick ejecutada por EE.UU. en Latinoamérica desde principio del siglo XX ya desapareció; no menos cierto es, que sería una estupidez afirmar que dicha potencia está ajena a la erupción que estamos viviendo; sobre todo, en países donde sus gobernantes se autodefinen como socialistas. Aceptar dicha premisa seria vender la bufoniza idea de que también la doctrina Monroe, la Comisión Walker, el Corolario Roosevelt, la diplomacia del dólar, la Escuela de las Américas, el Plan Cóndor, la doctrina Reagan, el ALCA, el Plan Colombia, la iniciativa Mérida y el Plan Atlanta, que todo eso llegó américa latina por casualidad o por el amor que nos tiene EE.UU.
Asimismo, sería un grave error ignorar el Astroturfing en las manifestaciones de nuestros pueblos, ya que el poder blando de Joseph Nye y la posverdad son fuentes fundamentales de las intervenciones de hoy bajo el eufemismo de democracia que promueve el funesto agitador Luis Almagro y su ministerio de colonias (OEA). Es muy cierto que la mayoría de esos gobernantes han personificado el poder, pero no se puede olvidar que exceptuando el litio y la Amazonía Latinoamérica es prácticamente el 40% más o menos de todos los recursos naturales del planeta. Por tal razón, no hay casualidad en la creación de China-Celac ni; en la resistencia de EE.UU. para que no entremos en la ruta de la seda. ¡Lo demás, es politiquería domestica!