Latinoamérica le apunta al traficante, no al consumidor de drogas

Latinoamérica le apunta al traficante, no al consumidor de drogas

México, (AP).- México tiene ahora una de las leyes más liberales del mundo para los adictos a las drogas tras eliminar las penas de prisión por la posesión de pequeñas cantidades de marihuana, cocaína e incluso heroína, LSD y metanfetaminas.

«­Excelente!», afirmó un sonriente Iván Rojas, un escuálido adicto de 20 años que ha soportado el acoso policial durante la década que ha pasado durmiendo en las calles y estaciones del tren subterráneo de la Ciudad de México.

Implementada la semana pasada, la ley mexicana acentúa la tendencia en Latinoamérica a tratar el consumo de drogas como un problema de salud pública y abrir nuevos espacios en las prisiones sobrepobladas para encarcelar a narcotraficantes violentos, en lugar de los usuarios que las usan en cantidades pequeñas.

Brasil y Uruguay ya han eliminado las penas de cárcel para las personas que porten pequeñas cantidades de drogas para uso personal, aunque la posesión de enervantes aún es considerada un delito en Brasil. La Corte Suprema de Argentina descartó el martes las sentencias de cárcel por posesión de marihuana, y las autoridades dicen que tienen pensado proponer una ley que mantenga a los consumidores de drogas fuera de los tribunales.

Colombia ha despenalizado la marihuana y la cocaína para uso personal, pero ha mantenido las penas en caso de consumo de otras drogas.

Las autoridades en esos países dicen que no están legalizando las drogas, sino simplemente trazando una línea que divida a los usuarios, los vendedores y los traficantes en medio de una intensa guerra contra el narco. La ley mexicana endurece las penas por vender drogas, al tiempo que las relaja por usarlas.

La actitud mexicana sorprende un poco a la policía estadounidense, que dice que la ley contradice la guerra contra el narcotráfico del presidente Felipe Calderón, y algunos temen que podría convertir a México en un destino turístico para visitantes deseosos de consumir drogas sin tener problemas con la ley.

Decenas de miles de estudiantes universitarios estadounidenses acuden a las playas de Cancún y Acapulco cada año para participar en fiestas en discotecas que ofrecen concursos de camisetas mojadas y promociones en las que uno puede beber todo lo que desee.

«Ahora irán porque pueden obtener drogas», dijo William Lansdowne, jefe de la policía de San Diego. «Para un país que durante años ha experimentado miles de muertes a consecuencia de los enfrentamientos entre carteles del narcotráfico, es difícil entender por qué aprobarían una ley que evidentemente alentará el consumo de drogas».

Ricardo Soberón, director del Centro de Investigación «Drogas y Derechos Humanos» en Lima, dijo que América Latina está decepcionada con los resultados de las actuales políticas antidrogas y por lo tanto explora alternativas.

A medida que México incrementó su lucha contra los carteles del narcotráfico, el consumo de droga aumentó más del 50% entre el 2002 y el 2008, de acuerdo con el gobierno, y en la actualidad las cárceles están llenas de adictos, muchos de menos de 25 años.

Rojas ha pasado la mitad de su vida inhalando cocaína y disolvente para pintura mientras deambulaba por las calles de la Ciudad de México. La mayoría de los días era despertado por policías que le exigían dinero a cambio de dejarlo en paz y lo obligaban a marcharse de allí, señaló.

«Es bueno tener esta ley, pues así la policía no te agarra», dijo Rojas, cuyo nombre, I-V-A-N, está tatuado en sus nudillos.

Rojas tocó fondo hace tres semanas cuando no pudo obtener suficiente dinero para adquirir drogas mendigando y comenzó a temblar en forma incontrolable. Entonces aceptó ayuda de trabajadores de un centro de rehabilitación que se le acercaron en la calle.

«Las drogas me estaban acabando», reconoció Rojas, cuyo hermano de 13 años murió de una sobredosis hace ocho años. «Perdí a mi hermano. Perdí mi juventud».

Juan Martín Pérez, que dirige Caracol, el centro sin fines de lucro que está ayudando a Rojas, dijo que el gobierno ha inyectado millones de dólares a la guerra contra el narcotráfico pero ha hecho poco para atender a adictos. Su grupo puede operar gracias al financiamiento que recibe de fundaciones.

La nueva ley requiere que las autoridades alienten a los consumidores de drogas a buscar tratamiento en lugar de ir a la cárcel, pero el gobierno no ha asignado dinero a organizaciones como Caracol para que los ayuden.

El tratamiento es obligatorio para los que sean sorprendidos consumiendo enervantes por tercera vez, pero la ley no especifica cuáles son las penas para quienes no cumplan esa orden.

Pérez consideró que la ley fue aprobada sin demasiado análisis y tendrá que ser modificada para ajustarse a la realidad.

Los partidarios del cambio mencionan el caso de Portugal, que en el 2001 eliminó las penas de cárcel a las personas que tengan drogas para uso personal y a pesar de ello tiene uno de los índices más bajos de consumo de cocaína en Europa.

La ley de Portugal define el uso personal como el equivalente a lo que una persona consumiría en 10 días. La policía confisca las drogas y el sospechoso debe presentarse ante una comisión gubernamental, que revisa los patrones de consumo de la persona. Los consumidores pueden ser multados, enviados a tratamientos o colocados en libertad condicional.

Los extranjeros sorprendidos con drogas aún pueden ser arrestados en Portugal, una medida encaminada a evitar el turismo para consumir enervantes.

En México no se aplica de igual forma. Cualquier persona que sea sorprendida con aproximadamente cuatro cigarrillos de marihuana, cuatro líneas de cocaína, 50 miligramos de heroína, 40 miligramos de metanfetamina o 0,015 miligramos de LSD no tiene que ir a la cárcel.

Eso es lo que le preocupa a las autoridades policiales estadounidenses.

«Proporciona un mercado autorizado oficialmente para el consumo de las drogas más peligrosas del mundo», dijo Bill Gore, alguacil del condado de San Diego. «Para la gente de San Diego el riesgo es directo y letal. Hay personas que irán en automóvil a México para drogarse y regresarán drogadas a Estados Unidos».

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