Laurence Harrison

Laurence Harrison

En las culturas resistentes al progreso, en las que el factor religioso tiene un lugar preponderante, los códigos éticos son elásticos y existe una gran brecha entre las normas utópicas y el comportamiento.

Las élites sólo buscan poder y rentabilidad y suelen ser explotadoras. En el contexto de la ley el dinero y las conexiones tienen mayor relevancia y la corrupción se tolera.

Esos son algunos de los aspectos que conforman la teoría del profesor norteamericano Lawrence Harrison, director del Instituto de Cambios Culturales de la Tufts  University, de Massachussets, Estados Unidos, quien recientemente estuvo en el país dictando  varias conferencias  sobre el factor cultural y su vinculación con el desarrollo social y económico de los pueblos.

Para este catedrático de 77 años, el desarrollo no depende de la riqueza material que tenga un país, sino de la actitud de sus ciudadanos hacia el cambio, de códigos éticos, del sentido de la justicia y de la distancia entre la religión y el Estado.

Con relación a las religiones, entiende que en  la cultura “Iberocatólica” está el origen de los problemas de los países latinoaméricanos. “Un futuro más prometedor para América Latina depende del cambio de esa cultura”, dijo Harrison, al destacar que  en las culturas resistentes, “que es una teoría original del argentino Mariano Grondona”, la religión nutre la irracionalidad, inhibe el progreso material y se enfoca en otros mundos y en la utopía.

“La  división injusta del ingreso en América Latina refleja esa resistencia al cambio”, refirió Harrison.

¿Qué es la cultura?

Para este investigador social, la cultura no se relaciona con la raza ni con la genética, sino que es obra de lo aprendido, de las experiencias religiosas y de los núcleos sociales y familiares.

Haití-Bardados

Para que se entienda su tesis, pone como ejemplo a Haití y Barbados, dos países caribeños que tienen un mismo origen: Dahomey, un antiguo reino africano que hoy se conoce como  Benín.

Mientras Haití tiene los mismos indicadores de pobreza que Benín, Barbados es un país  netamente democrático, progresista social y económicamente.

¿Por qué Barbados sí se ha desarrollado y Haití no? Porque Haití comenzó su vida independiente con los principios de la esclavitud y el resultado fue la continuación de la cultura y la religiosidad  africanas, destacó el catedrático.

“No desapareció la mentalidad esclavista ni la religión vouduísta, que es de las peores manifestaciones relacionadas con el progreso humano, porque no contiene ningún código ético, todo lo que pasa en el mundo es el resultado de la decisión de los espíritus caprichosos”.

Pero en Barbados, sin embargo, los esclavos absorbieron lenta pero sólidamente la cultura inglesa, por lo que hoy en día son considerados como ingleses negros, tienen democracia y justicia social, expresó.

La ética de los nórdicos

Los países más avanzados del mundo,  Finlandia, Suecia, Noruega, Dinamarca y hasta hace unos meses Islandia, profesan la religión luterana, pero muchos de sus ciudadanos son ateos y agnósticos, relató Harrison para resaltar que en esas naciones siempre ha primado un alto sentido de la ética, que se inculca desde la infancia.

“Creo que todos los países, incluyendo Estados Unidos, deberían aplicar ese modelo de capitalismo con sentido de justicia social”.

Consejos a RD.  Harrison consideró que el país alcanzará un mayor desarrollo si sigue el  sendero democrático capitalista, si cambia los  aspectos culturales que le impiden el progreso y si garantiza que todos los dominicanos completen sus estudios hasta el  bachillerato.

La nostalgia de la Revolución de Abril

Harrison no es ajeno a la realidad social y política de la República Dominicana porque entre sus periplos por la región latinoamericana permaneció durante tres  años aquí  (1965-68) como subdirector de  la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo, entonces la AID.

Llegó al país días después del inicio de la Revolución de Abril de 1965 y, aunque parezca raro, paradójico y anti imperialista, él estaba del lado de los militares constitucionalistas que, con su lucha, intentaban que retornara al poder el depuesto presidente Juan Bosch.

¿Por qué un representante del gobierno invasor, Estados Unidos, propugnaba por el triunfo de los revolucionarios caribeños?

Porque como miembro del Partido Demócrata simpatizaba con los elementos de cambio en América Latina y porque entendía que debían eliminarse las desigualdades sociales y económicas y fortalecerse  la democracia.

“Estábamos comprometidos, ingenua y arrogantemente, con la idea de que podíamos salvar a estos pueblos promoviendo la democracia y los derechos de los pobres”.

La Revolución de Abril se quedó en la utopía y el tránsito que siguió a esa crisis política fue el gobierno provisional de Héctor García Godoy, vigente hasta las elecciones del año 1966.

De esa etapa Harrison se sintió satisfecho porque ese ex mandatario  incorporó en su gobierno a gente ligada a los constitucionalistas.

“Los comicios del 66 fueron límpios y representaban la voluntad del pueblo, sin embargo,  Bernardo Vega hizo una investigación en la que descubrió que el presidente Lyndon B. Johnson  estaba bajo la mesa apoyando a  Joaquín  Balaguer, eso fue una noticia terrible para mí. Yo creo que ese apoyo no decidió  los resultados de los comicios,  pero no fue necesario ni correcto y es una mancha en nosotros”.

El protagonista

Laurece Harrinson

Investigador de la fletcher school de la tufts university. Encabezó el equipo de “Culture Matters Research Proyect”, un proyecto de investigación cuyos resultados se publicaron en el libro “Culture Matters”, coeditado con Samuel Huntinnton, un profesor de la Universidad de harvard.

Otros libros

Harrison también es autor de “Underdevelopment is a State of Mind, Who Prospers?, y “The Pan-American Dream, The Central Liberal Truth”.

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