¿Le ganó la partida Hipólito a Hatuey?

¿Le ganó la partida Hipólito a Hatuey?

ANTONIO PEÑA MIRABAL
La salida del licenciado Hatuey D’Camps y un grupo de sus seguidores del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) representa una nueva división de esa organización política, lo que la debilita frente a los comicios de medio tiempo a celebrarse en mayo del año próximo. El PRD obliga a salir a una de sus figuras principales de las últimas décadas. Hatuey es símbolo de las luchas de ese partido y nadie como él defendió tanto a los perredeístas y al PRD.

A simple vista el responsable de la salida del licenciado D’Camps del PRD lo es el agrónomo Hipólito Mejía y su PPH, un dirigente con menos condiciones políticas que él, pero sobre todo con menos historia y trayectoria en ese partido. Esto último debe llamar la atención de Fello y Milagros, porque ¿qué quita que mañana sea uno de ellos si se interpone a los intereses del señot Mejía?

Estemos o no de acuerdo con el pensamiento y obra política del licenciado Hatuey D’Camps, hay que admitir que este es una figura principal de la política nacional de las últimas décadas, con más prestigio y brillo intelectual que muchos de sus ex-compañeros de partido. Tiene su espacio ganado en la sociedad dominicana, de la cual ha sido un interlocutor genuino en momentos de crisis institucional de nuestra democracia. Un trabajador incansable por la causa que defiende, acumulador de una experiencia política como pocos en el PRD. Carece, a igual que muchos en todos los demás partidos, del aura necesaria para encabezar una boleta presidencial, lo que no lo descalifica para emprender la tarea que se ha trazado con la conformación de un nuevo partido político.

El Partido Revolucionario Social Demócrata (PRSD), nombre dado al nuevo instrumento que utilizará el licenciado D’Camps y sus seguidores para canalizar ante la sociedad su accionar político, surge en un momento crucial para el PRD. La convención que se está montando para escoger a los principales dirigentes de la organización, que amenaza con desalojar de la dirección a todo el que no se las arregle con el PPH, puede resultar el detonante de una crisis peor en el partido blanco, que podría en cierta forma beneficiar al partido del licenciado D’Camps. Lo dramático de esta situación es que el PRD no tiene mediadores en estos momentos; todo el mundo está aspirando a algo y cada quien se ha apertrechado al lado de quien supone le defendería en el momento oportuno. Y fue que el PPH, desde el gobierno, obligó a todos a rendirle deferencia, y a quien no lo hizo le aplicó el «e pa’fuera que va», excepto a los Bello Rosa, Tolentino Dipp y por supuesto Hatuey D’Camps, que supieron establecer con claridad y firmeza los límites de la diferencia con el resto.

El éxito del licenciado D’Camps y su PRSD dependerán de la capacidad que éste y su grupo demuestre retomar el pensamiento del fenecido líder perredeísta doctor José Francisco Peña Gómez, porque no hay tiempo para inventar nuevos discursos y prácticas políticas. El PRSD se alimentará de perredeístas o simpatizantes de ese partido descontentos con el fracaso del gobierno del agrónomo Mejía y el intento reeleccionista. Es contraponiendo lo que dijo Peña contra lo que hicieron Mejía y el PPH en el gobierno que el PRSD crecerá en el seno de la sociedad. Si Hatuey demuestra capacidad en convencer a los perredeístas de que los culpables de su desgracia son Hipólito y el PPH, verá crecer a su partido; de lo contrario, el esfuerzo no valdría la pena.

El licenciado D’Camps ha demostrado ser un gran trabajador político. Las batallas que libró en el PRD lo prepararon para tomar la decisión que ha tomado. Coraje y valor no les faltan para echar hacia delante su proyecto. Debe comprender que la meta que se ha propuesto es de resultados en el mediano y largo plazo, por tanto la inmediatez y la premura deben estar fuera de su práctica política.

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