Le Pen quizá sea crisis Draghi no puede resolver

Le Pen quizá sea crisis Draghi no puede resolver

Si Marine Le Pen convence a Francia de adoptar su postura anti-euro, probablemente se recurrirá otra vez a Mario Draghi llamado como salvador de la moneda única.
El problema es que esta vez podría no querer, o no poder, hacer todo lo que sea necesario.

De hecho, el presidente del Banco Central Europeo y sus colegas no han dado ninguna señal de que se están preparando para las consecuencias de una posible victoria del Frente Nacional el 7 de mayo.
En cambio, los funcionarios señalan en privado una mezcla ad hoc de herramientas de política existentes –como el apoyo de emergencia del banco que mantuvo a Grecia más o menos en funcionamiento durante el período de su referéndum en 2015– que podría desplegarse hasta que quede claro el futuro de la posición de Francia en el euro.

Siete años de rescates, salvatajes bancarios y programas de estímulo demuestran que el poder teóricamente ilimitado del BCE para emitir moneda se evapora en cuanto el consenso entre los líderes políticos se agrieta. Y la promesa de Le Pen de celebrar un referéndum para sacar a Francia del euro podría ver surgir tal situación, dejando a un lado al BCE con sede en Fráncfort en tanto los políticos luchan con el destino de la moneda.

“El BCE tiene un poder ilimitado siempre y cuando cuente con respaldo político”, dijo Guntram Wolff, director del Instituto Bruegel de Bruselas. “Pero si Francia y Alemania dejan de estar en la misma sintonía, significa que el respaldo político ya no existe, y no hay mucho que el BCE pueda hacer”.

Si bien los funcionarios del BCE indican que continuarán proporcionando liquidez a los bancos franceses, la duración de ese apoyo y la posibilidad de acciones adicionales dependerán en gran medida de que el nuevo presidente de la nación adopte un enfoque de cooperación. Un portavoz del banco central de Fráncfort se negó a hacer declaraciones sobre las elecciones.

Actualmente, Le Pen cuenta con el apoyo de aproximadamente un cuarto de los votantes franceses, lo cual la deja casi empatada con el candidato independiente Emmanuel Macron para la primera vuelta de las elecciones el 23 de abril. Las encuestas indican que es improbable que derrote a Macron en el balotaje dos semanas más tarde, pero los analistas advierten que sus posibilidades dependerán del nivel de abstención en un paisaje político polarizado.

“La situación es abierta y es parte de la democracia que el resultado final no se conozca por anticipado”, dijo el miembro del Consejo de Gobierno del BCE Erkki Liikanen en Helsinki el 30 de marzo. “Es nuestra tarea evaluar qué política derivará del resultado electoral”.

Francia tiene alrededor de 1,6 billones de euros (US$1,7 billones) de deuda pública pendiente, lo que significa que un esfuerzo del banco central para calmar la turbulencia del mercado de bonos podría requerir una intervención masiva –-sobre todo porque es poco probable que los bonos de Francia sean el único activo del que los inversores tratarían de deshacerse en medio del pánico.

La incertidumbre que rodea el resultado de la elección ha sido uno de los motores detrás del aumento de los diferenciales entre los rendimientos de los bonos de la eurozona, dijo Benoît Coeure, miembro del Comité Ejecutivo del Banco Central Europeo.

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