Lección del Premio Nobel: prepararse para las contingencias

Lección del Premio Nobel: prepararse para las contingencias

El economista francés jean Tirole obtuvo el Premio Nobel de Economía, entre otras razones, por haber previsto y advertido la crisis económica de Occidente basándose en contingencias derivadas de burbujas que caracterizaron el manejo financiero en EEUU y UE. Y por sus postulaciones sobre una economía centrada en creación de puestos de trabajo sin deudas como herencias.

Animado por esta premiación abordamos nuestra situación procurando identificar posibles contingencias que pudieran presentarse en perjuicio de la nación, premisa para prepararnos en adopción de previsiones.

El primer hallazgo correspondió a la contingencia del agotamiento de disponibilidades para que el Estado pueda cumplir satisfactoriamente sus obligaciones mínimas debido al consumo de recaudaciones en cargas fijas – burocracia, subsidios y deudas – determinando una fiscalidad estructuralmente deficitaria.

Esta contingencia se agrava de seguir incurriéndose en gastos ineficaces e inefectivos por carecer de prioridad y calidad, medidos por resultados socioeconómicos alcanzados.

La fiscalidad estructuralmente deficitaria financiada con endeudamientos sistemáticos impone ponderar eventualidades en fuentes suplidoras. Petrocaribe, por disminución de precios petroleros, reduce ingresos fiscales en RD$500 millones por cada dólar que descienda el barril de petróleo y puede eliminarse totalmente si cambia la política venezolana. Otros financiamientos son altamente sensibles a dictámenes internacionales o decisiones nacionales.

Esta eventual disminución de flujos financieros generaría otra contingencia: balanza de pagos; al incrementar los déficits originados en el sacrificio que impone a la producción la economía especulativa orientada a financiar déficits fiscales.

El estancamiento en generación de puestos de trabajo que provoca esta economía especulativa, junto a la incapacidad gubernamental en prestación de servicios públicos -salud, transporte, energía, educación, etc.– pueden conducir a inconformidades sociales susceptibles de generar contingencias relacionadas con la preservación de la paz y orden público.

Estas inconformidades se agravarían si el desempleo, abonado por la impunidad prevaleciente para sancionar la corrupción, acentúa la delincuencia; y consecuentemente la inseguridad ciudadana.

La inocultable contingencia derivada de la presión migratoria que pende sobre nuestra nación y de insinuaciones internacionales para que la asumamos, ante cuya resistencia nos hacemos susceptibles de confrontaciones con naciones que tradicionalmente apoyan la idea de una isla única e indivisible; agrava las preocupaciones causadas por las contingencias pre-citadas

Si esta presión migratoria sigue geométrica o exponencialmente, el deterioro ambiental dominicano se agravará proporcionalmente hasta equiparar el haitiano, presentándose la contingencia de desertificación de la isla.

Si, por la presentación de una o varias de estas contingencias, el país sucumbe a la desorganización, falta de paz y orden e inseguridad, jurídica incluida, nos haríamos ingobernables; viabilizando la contingencia de ocupaciones foráneas, determinando la contingencia de perecer como nación libre y civilizada.

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