No sé de dónde sacó la información el exdirector de Migración José Ricardo Taveras, pues hasta ahora no se tenían noticias, ni de manera oficial ni extraoficial, de que el gobierno de Estados Unidos esté presionando al dominicano para que le declaremos la guerra al Estado Islámico. En una charla que pronunció ante más de 400 notarios, de la que envió una reseña a los periódicos, el exfuncionario advierte que el país se expone a ser víctima de atentados terroristas como los ocurridos recientemente en París, Francia, si finalmente cede a esas supuestas presiones. Extraña que el doctor Taveras, alto dirigente de la Fuerza Nacional Progresista (FNP), no señalara directamente al embajador James W. Brewster, al que en estos días se le pega todo como al dedo malo, como responsable de esas diligencias. Y aunque a estas alturas nadie duda que el gobierno de los Estados Unidos y su inquieto representante dan para eso y mucho más si así conviene a sus imperiales intereses, es difícil entender qué ganarían si este fallido paraíso tropical le declara la guerra a las temibles milicias del ISIS. No estoy diciendo aquí, aclaro, que el exdirector de Migración se inventó la existencia de esas supuestas presiones para salir en los periódicos, pero no estaría de más que él o su partido ofrecieran mayores y más amplios detalles al país para saber si debemos preocuparnos o descartar, por disparatada, esa posibilidad. Pero en lo que se averigua el caso conviene recordar, a propósito de las presiones que se atribuyen a nuestro socio y “amigo” (asumo la responsabilidad por las comillas aunque me quiten la visa), que entre abril del 2003 y febrero del 2004 enviamos más de 600 soldados a combatir a la guerra de Irak, como parte de la brigada multinacional “Plus Ultra” que integraron soldados de seis naciones. Como tampoco conviene olvidar, porque así nos lo ha enseñado la Historia, que un país pequeño y dependiente como el que nos ha tocado nacer no se gobierna.