Lecciones de la historia

Lecciones de la historia

Es la creencia de Wall Street pero nadie está seguro, que el precio del dinero en los Estados Unidos subirá a mediados de esta semana, ha oscilado de cero a 0.25% desde diciembre de 2008. Los que así piensan se apoyan en los últimos datos de crecimiento y empleo, no en la inflación. Por varias razones creo que nuevamente la Reserva Federal postergará la decisión. Los Estados Unidos están financiando sus déficits con el ahorro que acumuló China mientras creció a una media anual de 10%, pero ahora que está desacelerada y que por la volatilidad del índice general Shanghai se teme sea más de lo que dicen los números del Partido Comunista, podría entrar en una etapa de desahorro y reducir la compra de bonos del Tesoro, lo que no conviene, aumentaría los intereses sin que medie la Reserva Federal.

Pero tampoco resistirían la política monetaria restrictiva las mayores economías latinoamericanas (Brasil, Colombia, Perú, Chile), crecieron exportando a China mientras no se pinchó la burbuja de las materias primas. Ahora están en recesión o con débil crecimiento, muy endeudadas en dólares, con desplome en las entradas de capitales que devalúan sus monedas.

Además, lo desaconsejan los precedentes históricos de restricciones monetarias en los Estados Unidos. Desde el último cuarto del siglo XX se registran por lo menos cuatro experiencias; por ejemplo, para reducir la inflación la Reserva Federal redujo la tasa de expansión del dinero en octubre de 1979, con consecuencias para no recordar: aumentaron los intereses; cayó la bolsa de valores; disminuyó el crédito, el gasto de los consumidores y de las empresas; la economía se contrajo y aumentó el desempleo sobre 10% en 1982.

En pocas líneas, condensado, les cuento el impacto de la tormenta en nuestra economía en la década 1981-1990. El PIB creció apenas 1.69% promedio anual, con recesión en 1985 y 1990, decreció 2.2% y 3.1%, respectivamente. Aumentó la pobreza total y la extrema por la inflación acumulada, anual promedió 25.87%. Un desastre las finanzas públicas, el déficit fiscal acumulado de $2,988.4 millones, anualmente $300 millones, equivalente a 1.72% del PIB. Lo mismo las cuentas externas, el déficit corriente acumulado de US$3,551.2 millones, anual US$355 millones, equivalente a 3.94% del PIB, en parte por el aumento del petróleo, el barril promedio US$23.89, un 80% más que el precio promedio de US$13 de la década anterior. Para financiar déficits se aumentó la deuda externa de US$1,688.6 millones en 1980 a US$4,101.1 millones en 1990, con una velocidad comparable a la de Ulises Heureaux en el último cuarto del siglo XIX.

La crisis importada fue maximizada con errores de política interna. Porque si la política fiscal era expansionista, la monetaria debía ser restrictiva, pero no lo fue, la cantidad de dinero en circulación, depósitos a plazos y ahorros, bonos emitidos, aumentaron a una tasa promedio anual de 27.56%. Fue la razón por la que acumulado el país perdió reservas internacionales por US$1,066.8 millones, anual US$106.68 millones. Y que todos los años (1980-1990) el Banco Central cerrara con reservas internacionales netas negativas.

La buena noticia es que aprendimos las lecciones de la historia de los ochenta, y que con buena política estamos en condiciones de contrarrestar cualquier escenario externo negativo.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas