Lecciones de la historia; PRD en la encrucijada

Lecciones de la historia; PRD en la encrucijada

El PRD fue fundado en el exilio para combatir la dictadura e impulsar la democracia. Partido  populista,  social demócrata, moderado, tuvo gran acogida en amplios sectores nacionales. Su trayectoria ha estado coronada por  hermosas historias forjadora de libertades, y de fracasos. Juan Bosch ha sido su mejor exponente.

A su llegada al país, muerto Trujillo, aprendimos con él el abc de la política: identificar las clases sociales-económicas en lenguaje criollo: tutumpotes e  hijos de Machepa.  Para conquistar el poder, supo valerse de una táctica inteligente y oportuna: “borrón y cuenta nueva”, “vergüenza contra dinero”, que de nada le serviría para su permanencia, siendo derrocado siete meses más tarde. Su legado histórico, de dignidad y patriotismo, valió como detonante de la Revuelta de Abril,  pero la sangre que no quiso  derramar como mandatario corrió a raudales por las calles de Santo Domingo tras la lucha fratricida emponzoñada con el desembarco de 42 marines norteamericanos y su legado fatal: el Gobierno Provisional y  el trágico período de 12 años, de represión y muerte, del Dr. Balaguer, sostenido por elecciones fraudulentas.

Este hecho histórico por un lado  alejó al partido del poder y por otro precipitó la guerrilla y la muerte de Caamaño, negada por Bosch, quien abandonó el  partido blanco para crear otro morado, 1974, “ para darle continuidad a la obra de Duarte”,  satanizada por el mal llamado “Frente Patriótico”, el desmadre; infeliz engendro  sepulturero de aquellos sueños duartianos y sus caros ideales. 

Con nuevo liderato  y ansias de poder, luego de intentos fallidos, el PRD con Peña Gómez a la cabeza derrota a Balaguer en las urnas. Mas, no siendo capaz de imponerse, negocia su victoria. Promueve,  con el  déspota, una serie de grandes reformas constitucionales, y termina declarándolo “Padre de la Democracia”, flor desdichada del “borrón y cuenta nueva.” De ahí la confusión,  nuevos embates y desaciertos: el grupismo, el clientelismo y la corrupción, apenas atenuados por la honestidad  de Peña y la gestión  de Antonio Guzmán, víctima de la pugnacidad; el enfrentamiento de Peña y  Jacobo (PRI); emergencias de alianzas y tendencias oportunistas, temores de Jorge Blanco, 1986, que favorece el vuelve y vuelve del viejo caudillo, enemigo acérrimo,  predecible, cargado de rencores.

El triunfo del PRD, (2000-04) con Hipólito Mejía, dejó más amarguras que bonanzas. Su intento de reelegirse para quedarse más allá de cuatro años, reformando la Constitución,  enajenó simpatías,  provocó  una dura lucha interna,  la salida de Hatuey  y el triunfo de Leonel, favorecido por el regalo de “Papá”.  La historia vuelve a repetirse. El acuerdo aposentado de corbatas azules, para eliminar el “nunca jamás”, permitiría la posibilidad,  bien aprovechada por Hipólito para regresar  a la palestra pública. Igual más que  probable el retorno de Leonel para el 2016, tras unas cortas vacaciones,  traspasando el mando democráticamente, con pose de estadista, y manteniendo las estructuras del poder en sus manos. Regalo envenenado de un pésimo gobierno para sus mismos partidarios y para los perredeístas  sí, como razón demanda, no se dividen, y fuera  su partido favorecido en la contienda del 2012. La historia nos enseña que quien no aprende de sus grandes lecciones, está expuesto a cometer graves errores. 

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