POR MARIO MÉNDEZ
La propuesta de reforma fiscal en los Estados Unidos, presentada al Departamento del Tesoro el pasado martes por una comisión independiente creada por el presidente George W. Bush, deberá ser tomada muy en cuenta en el país no sólo porque muchos dominicanos tienen inversiones en la nación norteamericana, sino también por las lecciones que se pueden extraer de la misma en términos del diseño de política tributaria.

La propuesta, que según el secretario del Tesoro, Jonh Snow, ha dado las bases “para cambios de gran alcance en el código” tributario de los Estados Unidos, básicamente plantea la eliminación de exenciones y exoneraciones impositivas y la consecuente supresión del impuesto mínimo alternativo (conocido por sus siglas en inglés AMT) y la simplificación de la estructura tarifaria del impuesto sobre la renta. Excluye la incorporación de un impuesto al valor agregado, tipo Impuesto a las Transferencias de Bienes Industrializados (ITBIS).

Básicamente, el documento elaborado por la comisión independiente propone dos reformas: la primera propone cuatro niveles impositivos para el pago del impuesto sobre la renta, que van de 15% a 33%, y la segunda, tres niveles: del 15% al 30%.

Actualmente, hay seis categorías, del 10% al 35%, lo cual hace más complicada la administración del sistema. El sistema tributario de los Estados Unidos se ha tornado complicado por la abundantes tarifas y las exenciones fiscales.

Para evitar la erosión fiscal a causa de las exenciones, a finales de los años 60 se creó el impuesto mínimo alternativo o AMT, el cual buscaba impedirque las grandes fortunas evadieran el pago del impuesto, haciendo uso de las exenciones.

En adición al cálculo normal que hace el contribuyente para el pago del impuesto, el AMT tiene sus propias reglas para determinar la renta imposible.

Si del cálculo normal resulta un pago mayor que el que se obtiene con el AMT, no hay problema; pero si es menor, entonces el contribuyente debe pagar en base a lo que establece el AMT.

Aunque se ha venido reclamando que Estados Unidos establezca un impuesto al valor agregado o un impuesto a las ventas minoristas a escala nacional, la comisión consideró esa posibilidad, pero decidió no recomendarlos.

Se cree que este impuesto no fue tomado en cuenta por el rechazo que pudiera recibir de la población y porque se quiere que el sistema impositivo de los Estados Unidos siga apoyándose en el impuesto sobre la renta.

Sin embargo, hay quienes entienden que rechazar el impuesto al valor agregado o a las ventas minoristas constituye un error porque se constituirá en un factor que daría sostenibilidad a las finanzas públicas.

Al margen de estas consideraciones, resalta que el objetivo principal de la propuesta es simplificar el sistema impositivo de los Estados Unidos, con un menor número de tasas para el pago del impuesto sobre la renta y con la eliminación de las exenciones y exoneraciones.  

La comisión estuvo integrado por especialistas, entre los cuales hay republicanos y demócratas. El presidente de la comisión es Connie Mack, republicano, y el vicepresidente es Jonh Braux, demócrata.

Si la propuesta terminará en la aprobación de una reforma del código tributario de los Estados Unidos, sería la primera reforma del mismo en dos décadas.