Leches de novelastras

Leches de novelastras

Llaman madrastras a las sustitutas de las verdaderas madres carnales. Muchas madrastras son capaces de amamantar hijos que no han parido; alimentan niños ajenos y los crían robustos de cuerpos y con almas equilibradas. La leche y la buena voluntad surten esos efectos benéficos. En nuestro tiempo los géneros literarios están sufriendo extraños cambios morfológicos, mutaciones casi monstruosas. Las “novelastras”, probablemente, irán reemplazando a las legítimas novelas en el gusto del público. En estas obras literarias híbridas se ofrecen noticias, relatos y explicaciones, en una suerte de “servicio en combo” parecido al que dan los establecimientos populares de comida rápida.

Unamuno hizo algunos experimentos fallidos a los cuales bautizó con el nombre de “nivolas”. Ladislao, siguiendo al periodista Baltasar Timoneda –un extravagante que quiso inventar un género literario nuevo-, propuso el nombre de “vividelas”, una expresión compuesta de los vocablos vida y novela. En esto influía también un escrito de Milán Kundera que Ladislao leyó en los Estados Unidos. Timoneda, según oí en Budapest, era un chiflado que escribió sobre la necesidad de un nuevo género “que reuniera el poema en prosa con el ensayo y el reportaje periodístico con el chisme de comadre”. […] “un género profundo y triste que expresara la música trivial de la vida cotidiana”.

Sostenía ese sujeto “que la literatura tenía que fijar expresivamente el temple de la vida diaria: el bostezo, el aburrimiento, los ramalazos de la envidia; la lujuria contenida, las digestiones difíciles”. Desde luego, Ladislao superó estas proposiciones superficiales y planteó el asunto de manera más abarcadora y profunda, con fundamentos colectivos.

–No te detengas demasiado tiempo en estas cuestiones librescas, intelectuales, que solo interesan a los escritores de profesión. No he residido en Praga lo suficiente; no conozco bien la ciudad, mucho menos su gente. Necesito que me digas dónde no debo ir por ser un lugar peligroso; de cuáles espectáculos o comidas no debo perderme, qué libros consideras imprescindibles. –La invitación a la taberna de “La gallina gorda” es para que percibas directamente la atmósfera emocional en la que flotan los praguenses. Jóvenes y viejos están llenos de cicatrices. –¿Qué quieres decir? ¿Son frecuentes los duelos a cuchillo? –No; son lastimaduras del alma. (Ubres de novelastra; 2008).

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