Lecturas del proceso electoral (2)

Lecturas del proceso electoral (2)

En la entrega anterior hice referencia a que del recién concluido proceso electoral se abren muchas ventanas para la observación de experiencias que pueden ser cotejadas y analizadas por los políticos para no repetir errores. Hice hincapié en que la emergencia de figuras frescas en los niveles municipales y congresuales está enviando señales claras de que la sociedad no solo exige nuevas prácticas y caras, sino que se les escuche, al tiempo que reclama un liderazgo cercano.
La cercanía no solo debe quedarse en poses mediáticas, sino que tiene que ser real para ser creíble. Hay que buscar de los siglos XVlll y siguiente del pensamiento de Charles Maurice de Talleyrand, el diplomático por excelencia, lo que sostuvo: “en un país en que todavía se hacen elecciones es bueno explicar la característica por la cual se puede reconocer a los hombres que deben ser alejados del teatro de la política”.
La depravación no puede ser el signo distintivo de ciertas figuras que llegaron al PLD ayer, sin formación política ni compromiso con la gente. Y como bien señalaba Talleyrand “con un evidente desprecio a la opinión pública”. No se puede ser figura pública en el ámbito político y al propio tiempo pretender no rendir cuentas.
Refería en la columna anterior que el PLD lleva cinco lustros ejerciendo el poder en distintas instancias del Estado, de modo que a sus dirigentes les ha faltado tiempo y voluntad para renovarse y cuidar el prestigio exhibido en épocas anteriores.
La gente reclama acciones diferentes que garanticen espacios de poder, transparencia e integración de la juventud.
El PLD parece caminar por el mismo despeñadero donde han caído los partidos políticos en América Latina, con tiempo aún para sacudirse. Se advierte un discurso agotado y una práctica política antidemocrática, elitista y clientelar, así como un mando vertical que no deja espacio para el disenso. Muchos altos cargos del PLD hace tiempo que no asisten a una asamblea de una Junta de Vecinos para escuchar lo que piensa la gente. Los liderazgo de estos tiempos se diferencian de aquellos tradicionales en que estos últimos hacen creer que escuchan y terminan haciendo lo que se les antoja. Lo que el pueblo piensa solo se sabe escuchando al pueblo. Las experiencias de quienes tienen muchos años en la política es necesaria en cualquier organización, pero mezclada con la visión de gente nueva. De todo esto, al PLD lo puede salvar las voluntades de Leonel y Danilo. Es tiempo de que se convoque para ver lo positivo y lo negativo, de modo que haya una rectificación, que permita al PLD pueda enrumbarse por nuevos caminos, si pretende seguir sumando puntos en su agenda de realizaciones.
Otras aspectos no andan bien. Hay que hacer alto en el camino para ver cuáles son y buscar salidas que borren los puntos negros que empañan la imagen. Para ello, los líderes nacionales tienen que ver por encima de sus diferencias y no permitir que sus cercanos formen anillos infranqueables , pues hasta su pedestal solo llegarán quienes esa gente decida, y esas decisiones normalmente responden a intereses particulares.

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