Leer, un placer gratuito en el metro de la Ciudad de México

Leer, un placer gratuito en el metro de la Ciudad de México

México, (EFE). Millones de usuarios del metro en la Ciudad de México tienen una nueva y gratuita oportunidad de leer gracias a un programa popular de lectura, que presta libros a los viajeros confiando en que los devuelvan al terminar sus viajes.

La iniciativa, que comenzó el viernes con algunas carencias y cientos de becarios bien dispuestos, se basa en confiar en los pasajeros, que pueden llevarse el libro (el primero de ellos una antología de textos) a su casa y devolverlo cuando lo terminen.

Si de esfuerzos por leer se trata, el Sistema de Transporte Colectivo (metro) de la capital de México y la Secretaría de Cultura no los han ahorrado para tratar de que algunos de los 4,7 millones de usuarios diarios del metro pasen a ser lectores.

Bajo el lema “Para leer de boleto en el Metro”, el programa se ha estrenado sólo en la Línea 3, que une las estaciones de Universidad e Indios Verdes, que atraviesa de norte a sur las entrañas de esta ciudad, donde conviven más de 20 millones de personas.

“Toma un libro”, “Disfruta de la lectura en tu viaje”, y “Deposita el libro al final de tu traslado”, es el mensaje en tres actos del proyecto.

Montar en metro cuesta dos pesos (0,18 dólares) y leer en los vagones nada si el viajero consigue uno de los 250.000 libros que decenas de becarios ponen en sus manos estos días.

Vestidos con unas camisetas llamativas de color naranja, unos 380 jóvenes ofrecen los libros para tratar de hacer el diario tránsito más placentero.

El viajero debe saber que si se le da un libro y lo devuelve al término de su recorrido podrá al día siguiente volver a tomar un ejemplar y seguir leyendo en la página donde lo dejó en la víspera.

Federico González, secretario particular del Director del Metro y uno de los promotores de la iniciativa, explicó a EFE que quieren llevar este proyecto a las diez líneas del metro, si la generosidad se impone y los libros siguen circulando.

González, optimista, aseguró que desde hace tiempo se trabaja por “provocar algunos cambios en los modelos de relación de la gente con los libros”.

Recordó que en la primera jornada, aunque faltaron algunos muebles donde se localizarán los módulos con los libros, se entregaron unos 17.000 libros y se consiguió un más que aceptable índice de devolución: del 20 por ciento.

“Fue muy importante cuando la tradición en el metro no es regresar cosas”, señaló González, quien cree que no hay que renunciar a cambiar ciertos modelos de conducta en esta megalópolis.

Recordó que en situaciones críticas como el terremoto de 1985 que sacudieron las conciencias de los ciudadanos, ante la falta de presencia de las autoridades, surgieron redes espontáneas de solidaridad que pueden reaparecer con pequeños actos de generosidad cotidiana.

Precisamente uno de los textos que aparecen en el libro “La solidaridad de la población”, de Carlos Monsiváis, alude a aquella tragedia.

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