Legado  del  presidente   gobierno España se encuentra en el limbo

Legado  del  presidente   gobierno España se encuentra en el limbo

Victor Mallet, Lionel Barber y Mark Mulligan
La entrevista realizada al líder José Luis Rodríguez Zapatero dice, que él está listo para ser juzgado en su plan de detener un desplome mayor en la recesión, pero que él debe ahora convencer a los mercados.

En el 2008, se convirtió en un chiste permanente en España de que el perennemente optimista José Luis Rodríguez Zapatero, primer ministro socialista, se rehusaba a pronunciar la palabra “crisis”. Él evitó la palabra por meses a pesar del colapso del mercado inmobiliario de su país, profundizando así la recesión y la gran confusión en los mercados financieros globales.

Actualmente, él no tiene tal vacilación. La confianza en el euro ha sido sacudida por el empeoramiento del riesgo de la deuda por parte de Grecia. Atenas ha sido forzada a pagar precios fuertemente altos para poder tomar prestado en los mercados internacionales, y los inversionistas están mirando escépticamente las dos economías del sur de Europa que creen que podrían ser las próximas en línea a ser afectadas en gran medida por los mercados financieros: Portugal y España.

Zapatero, renuente y tardíamente, dicen sus críticos, ahora acepta que la crisis es la “más profunda y seria desde los años 30”. Él también está previendo un plan de austeridad de emergencia diseñado para reducir el gasto del estado y aumentar la confianza en los bonos que el gobierno emite para financiar sus déficits. El objetivo es bajar el déficit del sector público desde 11.2% del producto interno bruto el año pasado al límite de la Unión Europea de un 3% del producto interno bruto para el 2013.

 “Tenemos un plan, uno creíble y cuantificado”, dice Zapatero en una entrevista con Financial Times en el palacio Moncloa del Primer Ministro en el occidente de Madrid. “Lo que tenemos que juzgar en un futuro es si gradualmente nosotros implementamos todos los diferentes aspectos incluidos en ese plan.

Ciertamente nosotros lo haremos, cualquiera que sea el costo”. Él agregó: “Si tenemos que hacer más recortes o demandar más austeridad entonces lo haremos”.

Una defensa tan determinada respecto a la austeridad habría sido impensable hace alrededor de seis meses atrás. Desde el inicio de la crisis global, el estado español ha estado entre los más generosos de Europa en términos de estímulo fiscal, gastando billones de euros para crear trabajos temporales y prevenir a la economía de decaer aún más en la recesión.

La crisis griega fue la mejor noticia para la economía española el año pasado”, dice uno de los banqueros más antiguos del país, argumentando que la difícil situación de Atenas provee al primer ministro de tanto la motivación como de la oportunidad para imponer medidas de austeridad e introducir muchas de las reformas económicas necesitadas. “Pienso que lo está haciendo porque ya no tiene alternativa. Estoy convencido de qué reducirá los subsidios y los gastos”.

Mucho depende del éxito del gobierno el imponer la austeridad sobre la burocracia estatal, y verdaderamente sobre toda la nación, que creció acostumbrada a fáciles ingresos desde el auge de la construcción inmobiliaria de los años 2000.

En juego están los rápidos avances hechos por la economía desde que ésta se unió a la Comunidad Europea Económica en el 1986. También, está en juego la cohesión de la eurozona. La falta de pago de Grecia o la salida de la moneda compartida por gran parte del continente por la década pasada, o un rescate por parte de los socios miembros de la eurozona con el Fondo Monetario Internacional, sería traumático. Un resultado similar para España, con una economía cuatro veces el tamaño de la de Grecia, es casi inimaginable.

El legado de  Zapatero, un político profesional de 49 años de edad a mitad de su segundo término en el puesto, está también en balance. No es secreto que le falta experticio económico, pero más preocupante para los españoles ha sido su renuencia  a comprender la seriedad de la crisis y tomar una acción de remedio. “Zapatero estuvo bien para los tiempos de bonanza, pero esto es la guerra”, dice otro antiguo banquero. “No estamos proyectando credibilidad ni lo que vamos a estar haciendo en los próximos dos años”.

Mariano Rajoy, líder del partido de la oposición popular, denota que George Papandreou, el primero ministro socialista griego electo recientemente, encuentra fácil imponer rigurosas reducciones de gastos porque él puede culpar los problemas económicos del país dejados por sus predecesores. Pero no es lo mismo en el caso de España. “ Rodríguez Zapatero ha estado en el poder por seis años”, dice Rajoy. “El problema del actual gobierno es que lo que ellos necesitan hacer es lo opuesto de lo que han hecho y lo que han estado diciendo”.

Zapatero señala que España fue uno de los pocos países en implementar un superávit presupuestario durante los buenos tiempos, lo cual este hizo por tres años consecutivos durante su primer término. España, él argumenta, está en una posición relativamente fuerte debido a que ésta entró a la crisis con un bajo nivel de deuda gubernamental, incluso ahora, en más de un 55% del producto interno bruto, está 20 puntos porcentuales por debajo del promedio de la eurozona, y hasta el momento no ha tenido que gastar un centavo de dinero del gobierno para rescatar sus bancos.

Tampoco, él insiste, es que él esté reacio a tomar decisiones difíciles. Los salarios de los funcionarios del gobierno no han sido reducidos como han hecho en Irlanda, otra economía de la eurozona que está luchando con la recesión y los altos déficits presupuestarios. Pero el gobierno de España disminuirá su burocracia reclutando sólo una décima parte del número de los que están en vías de retiro, y está reduciendo los presupuestos de la mayoría de los departamentos del gobierno. También está aumentando los impuestos, incluyendo un incremento de dos puntos porcentuales en el valor del impuesto agregado de julio.

 “Hemos tomado duras decisiones”, dice Zapatero. El creciente impuesto del valor agregado puedo decir que eso no es algo que se está haciendo para conseguir que la gente nos aplauda. Sólo se tiene que mirar en la reacción de la opinión pública.

 “Desde ahora hasta las elecciones del 2012, nuestra política tendrá que ser de austeridad y de reducción de costos, no hay otra forma. Y, hasta la fecha, nuestros compromisos de reducir el déficit en el año 2010 están siendo cumplido con impecabilidad”. 

Aunque  Zapatero aplaque los inconstantes mercados financieros en el corto plazo y reduzca el déficit presupuestario, todo el mundo, desde el gobernador del Banco de España hasta los propietarios de las empresas pequeñas dicen, que él también necesita afrontar reformas estructurales para asegurar la prosperidad de la economía a largo plazo.

Una prioridad, de acuerdo a los líderes empresariales y economistas en Madrid, al menos, es refrenar las 17 regiones autónomas del país, cuyo desarrollo desde la muerte del dictador Francisco Franco en el 1975 ha generado nuevas burocracias y un excesivo gasto y creación de deuda.

Otro asunto urgente en la agenda para cualquier gobierno de España es la reforma laboral.

La productividad cayó impávidamente en la década conduciendo a la crisis, y ahora, después de siete trimestres consecutivos de crisis guiados por el declive económico, el número de desempleados ha aumentado a más de 4 millones. Eso es aproximadamente un 20% de la fuerza laboral, el doble del promedio de la Unión Europea.

Debido al costo prohibidamente alto de despedir los empleados permanentes, no obstante su pobre rendimiento, casi todos los que han perdido sus trabajos son inmigrantes, jóvenes españoles y otros en contratos de corto plazo.

Esto va contra los principios de un socialista hecho y derecho como  Zapatero para confrontar sus aliados de la unión comercial y reformar el mercado laboral, pero en las semanas recientes finalmente él ha hecho un comienzo tentativo. Él dice que desea un convenio negociado “que incluya más flexibilidad mientras se preservan los derechos y garantías de los empleados”.

 Zapatero hizo la creación de empleos la promesa principal de su anterior campaña electoral en el 2008, pero él admite ahora que la crisis guió a una “destrucción de empleos extremadamente severa. “No estuvimos en lo correcto en nuestro pronóstico pero tampoco lo estuvo nadie, aunque no es algo que ayude”, él dice.

El primero ministro es menos apologético cuando llega a su liberal agenda social, que incluye leyes que los conservadores y devotos católicos dicen que ha polarizado la sociedad, “profundizando las ya profundas divisiones izquierda-derecha” que datan de antes de la guerra civil de los años 30.

 “Es cierto, ha habido polarización, pero eso ha tenido mucho que ver con la estrategia fijada por los americanos neoconservadores, los cuales se han extendido a muchas fuerzas conservadoras por todos lados”, dice  Zapatero, quien previó la legalización del matrimonio homosexual durante su primer término.

 “El matrimonio homosexual actualmente me ha hecho sentir extremadamente orgulloso”, él dice. “Se nos dijo que estábamos matando la familia en España, y se puede decir que la familia española está marchando muy bien y que una gran cantidad de personas son felices. “Nosotros gestionamos reconocer el derecho de la gente que ha sido discriminada y hostigada por muchos años debido a su orientación sexual, y yo espero que sea una tendencia imparable en las sociedades avanzadas”.

Últimamente, sin embargo,  Zapatero será juzgado por su manejo de la más grave crisis global que su país ha enfrentado desde la época de Franco. Su popularidad ha caído en las recientes encuestas de opinión pero el daño político a los socialistas ha sido limitado por el pobre rendimiento de la oposición. El PP es observado en escándalos de corrupción cuyos detalles escabrosos son estudiados minuciosamente con aclamación aún en los medios de comunicación de derecha.

Todavía la economía está en un estado pésimo como el PP dice que este está, y lo estará hasta que  Zapatero convenza a los españoles, y al mundo externo, de que el país puede superar la crisis y no caer en una década de estancamiento al estilo japonés.

 “El país debe implementar un proceso de consolidación fiscal creíble y convincente que persuada a la gente de que el control de las finanzas públicas será retomado”, dice un alto oficial que monitorea la economía. El programa de austeridad, dice el oficial, “Es un plan que puede ser llevado a cabo, sí, y que debe ser completado. Y además es un plan que será enormemente difícil de lograr”.

Zapatero insiste en que él está apto para la tarea, y rechaza la indicación de que él no será el líder que permita que España sea relegada de la “liga premier” de las naciones a la cual ésta entró bajo Felipe González y José María Aznar, líderes de los partidos socialista y PP que le precedieron. 

 “Estoy seguro de que Aznar piensa que todo lo que él hizo fue grande. Yo sé que yo consigo algunas cosas buenas y pienso que no consigo otras buenas, y supongo que eso demuestra que me gustaría ser recordado”, dice  Zapatero. “No, España no retrocederá al segundo plano. Sí, los tiempos son difíciles, pero seguiremos en primer plano junto a los países fuertes”.

Las claves

1.  Salarios

Los   salarios de los funcionarios del gobierno no han sido reducidos como han hecho en Irlanda, otra economía de la eurozona que está luchando con la recesión y los altos déficits presupuestarios.

2.  Menos personal

Pero  el gobierno está reclutando sólo una décima parte del número de los que están en vías de retiro, y está reduciendo los presupuestos de la mayoría de los departamentos del gobierno. También está aumentando los impuestos, incluyendo un incremento de dos puntos porcentuales en el valor del impuesto agregado de julio.

3.  Reformas

Aunque  Zapatero aplaque los inconstantes mercados financieros en el corto plazo y reduzca el déficit presupuestario, todo el mundo, desde el gobernador del Banco de España hasta los propietarios de las empresas pequeñas dicen, que él también necesita afrontar reformas estructurales para asegurar la prosperidad de la economía a largo plazo. Una prioridad, de acuerdo a los líderes empresariales y economistas en Madrid, al menos, es refrenar las 17 regiones autónomas del país, cuyo desarrollo  ha generado nuevas burocracias.

VERSIÓN AL ESPAÑOL DE  ROSANNA CAPELLA

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