Legado Duartiano

Legado Duartiano

Los sueños tienen su morada en el pensamiento y éste a su vez anida en nuestro cerebro. Las emociones, incluyendo la fe, la esperanza, el amor, el coraje, y el miedo tienen su origen dentro del sistema nervioso central. La educación ayuda a moldear la cosmovisión del individuo. Al analizar el comportamiento de una persona es necesario visualizarlo como un ser social, ubicándolo en el entorno y en la época que le ha tocado vivir.
Sin esta premisa es difícil comprender a cabalidad la conducta de nuestros líderes históricos. La idea de establecer una nación llamada República Dominicana surgió por vez primera en la mente de Juan Pablo Duarte, justamente considerado el Padre de la Patria, quien para el logro de tan magno objetivo creó el 16 de julio de 1838, durante la ocupación haitiana, el partido político La Trinitaria.
El sagrado juramento que hacía cada miembro de dicha organización era el siguiente: “En nombre de la Santísima, Augustísima e Indivisible Trinidad de Dios Omnipotente: Juro y prometo por mi honor y mi conciencia, en manos de nuestro Presidente Juan Pablo Duarte, cooperar con mi persona, mi vida y bienes a la separación definitiva del gobierno haitiano, y a implantar una república libre e independiente de toda dominación extranjera, que se denominará República Dominicana, la cual tendrá su pabellón tricolor en cuartos encarnados y azules atravesados por una cruz blanca. Mientras tanto seremos reconocidos los trinitarios con las palabras sacramentales: Dios, Patria y Libertad. Así lo prometo ante Dios y el mundo, si tal hago, Dios me proteja, y de no, me lo tome en cuenta, y mis consocios me castiguen el perjurio y la traición, si los vendo”.
Recordemos que Duarte, hijo de un comerciante español, nació el 26 de enero de 1813 en la ciudad de Santo Domingo de Guzmán, durante el periodo conocido como de “La España Boba”. En 1824, a los 11 años de edad inicia en largo viaje de estudio en una travesía marítima que incluyó New York, Londres, El Havre, París, Bayona y Barcelona.
En esta última ciudad española se alojará hasta el 1832 cuando arribando a los 19 años retorna a Santo Domingo cargado de ideas revolucionarias. Anota el historiador Emilio Rodríguez Demorizi que a su llegada se le preguntó qué le había gustado más de sus viajes, respondiendo: “los fueros y libertades de Barcelona, fueros y libertades que espero demos nosotros un día a nuestra Patria”.
Exiliado en Venezuela, en 1862 recibe la infausta noticia sobre la Anexión de su amada Patria a España. En 1864 regresa al territorio nacional vía Haití y se incorpora a la lucha restauradora y el 21 de abril le dirige una carta al Vicepresidente restaurador Espaillat en la cual se destaca el siguiente párrafo:.. <<pues si he vuelto a mi patria después de tantos años de ausencia ha sido a servirla con alma, vida y corazón, siendo cual siempre fui motivo de amor entre todos los verdaderos dominicanos, y jamás piedra de escándalo, ni manzana de discordia>>. Desde Caracas el 7 de marzo de 1865 escribe al gobierno restaurador: <<Mientras no se escarmiente a los traidores como se debe, los buenos y verdaderos dominicanos serán siempre víctimas de sus maquinaciones>>.
Así de coherente y apegado a los principios fue el patricio. ¡Gloria eterna a su legado de honestidad y firmeza!

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