Legisladores:  ¿En el limbo, la Ley de Partidos Políticos?

Legisladores:  ¿En el limbo, la Ley de Partidos Políticos?

 En declaraciones recientes, el doctor Eddy Olivares, juez de la Junta Central Electoral (JCE), preocupado por el gran vacío existente en materia  electoral, le solicitó al señor Presidente de la República, doctor Leonel Fernández, que utilice su liderazgo político para procurar un consenso para la aprobación con carácter de urgencia, de la Ley de Partidos Políticos, la reforma de la Ley Electoral No. 275-97, así como el Consejo Nacional de la Magistratura (CNM) y el Tribunal Constitucional.  Afirmó además, que sin esa ley el sistema electoral no podrá elegir el Tribunal Superior Electoral (TSE), situación delicada que se inicia con la primera etapa del proceso electoral con las primarias de los partidos políticos.

   Era tiempo ya, que una autoridad como el doctor Olivares se manifestara contra el sistema electoral actual, que mantiene a la ciudadanía en vilo, ya que la sucesión de elecciones congresuales, primarias de los partidos, para caer inmediatamente en las elecciones presidenciales, constituyen gastos superfluos en vallas, afiches, cruzacalles, volantes, mítines, caravanas y otras nimiedades, que sólo contribuyen a empobrecer más una población que debiera dedicar sus esfuerzos a salir del estado de pobreza y de analfabetismo en el cual hemos estado sumidos desde los tiempos de nuestra independencia.

   Cualquier “hijo del vecino” que se cree un “líder”, forma un grupúsculo de jóvenes vociferantes y con esa desordenada militancia se presenta ante un partido político para ofrecer su “apoyo” a cambio de prebendas y canonjías, que comienzan con la entrega de algunas motocicletas, propaganda, combustible y bebidas alcohólicas, con la promesa, de si el partido llega al poder, repartir algunos cargos entre los más destacados y que “trabajaron” más por el triunfo del candidato.

   ¿Podremos vivir así todo el tiempo en campaña electoral?  Por supuesto que no.  En los países democráticos y civilizados, se destina solamente un período de tiempo muy limitado para realizar proselitismo, ya que las campañas electorales constituyen, para las empresas y las instituciones del Estado, elevadas pérdidas en lo económico y bajo rendimiento en la administración gubernamental, ya que muchos de los candidatos, cuentan, para sus fines promocionales, con la utilización de fondos públicos para la campaña.

   A la voz autorizada del miembro de la (JCE), el doctor Olivares, se han unido instituciones como Participación Ciudadana (PC), FINJUS, las iglesias, tanto la católica como de otros credos, varias universidades y colegios profesionales asociados. 

   En la campaña electoral, se le debiera prohibir a los partidos políticos realizar manifestaciones en lugares que impidan el libre tránsito de las principales arterias de las ciudades, así como importantes cruces de carreteras y autopistas lo cual impiden, que personas ajenas a la manifestación, se vean obligadas a participar en las mismas por no existir una ruta alternativa que les permita evadir el mare mágnum de holgazanes que confunden lanzar aspavientos con trabajo productivo y dignificante. ¿Cuántas energías y tiempo se desperdician en vacuidades?

   Si el señor Presidente de la República no toma la iniciativa para que se regule el tiempo dedicado a las campañas políticas, así como la regulación de los fondos asignados para esas actividades a los partidos políticos, la ciudadanía harta de tanta politiquería, debería manifestarse, una de las manifestaciones más contundente sería: abstenerse de concurrir a las urnas.  Creemos que ya es hora de ponerle un alto y adecentar la política, so pena de matar la democracia, precisamente por el exceso de ella.     

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