Leila Mejía Roldán – El precio de la salud

Leila Mejía Roldán – El precio de la salud

Nuestro país cuenta con una industria farmacéutica local competitiva que ocupa, actualmente, cerca del 50% del mercado dominicano. La mayor parte de estas empresas, además, exportan sus medicamentos a distintos países latinoamericanos y, algunas de ellas incluso, a los Estados Unidos, lo que implica necesariamente un fiel cumplimiento de los altos controles de calidad exigidos.

Ante este panorama, los Estados Unidos, cuyas empresas farmacéuticas apenas ocupan el 11% del mercado dominicano, pretenden maximizar sus beneficios comerciales y nos proponen en un Tratado de Libre Comercio disposiciones que significarían, en la práctica, la desaparición de la industria farmacéutica nacional.

Lógicamente, si esto ocurre, las multinacionales norteamericanas gozarán de las ventajas del monopolio, lo que a su vez se traduciría en un significativo aumento de los precios de los medicamentos sin alternativas posibles para el público consumidor.

Con profundo pesar hemos presenciado como el equipo negociador dominicano en este acuerdo bilateral se ha mostrado sumiso ante la contraparte, obviando la realidad que en un corto plazo podría golpearles la cara: si permiten que el tratado se firme con esas disposiciones, comprometerán la seguridad médica y sanitaria del país y, con ello, la vida de muchos dominicanos.

Los medicamentos no pueden ser considerados como otra mercancía con la que podemos hacer intercambios. De lo contrario, experimentaremos un gran retroceso en el camino de la modernidad, pues, mientras en los países más avanzados hablarán de genoma, descodificarán ADN y harán modificaciones genéticas, en nuestro país morirán muchas personas de las enfermedades más comunes por no poder pagar los altos precios puestos por aquellos a quienes el equipo negociador dominicano les está vendiendo nuestra salud.

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