Lejos de turistas, indígenas mayas comienzan a festejar el inicio de una nueva era

<P><STRONG>Lejos de turistas, indígenas mayas comienzan a festejar el inicio de una nueva era</STRONG></P>

IXIMCHE, Guatemala. AP. Lejos de los miles de turistas que viajaron a Guatemala para despejar su curiosidad por si llegaba el apocalipsis, cientos de indígenas mayas comenzaron hoy en la noche sus celebraciones para festejar el inicio de una nueva era en las ruinas del parque arqueológico de Iximché, a 100 kilómetros de la capital.   

Desde la entrada, niños tomados de la mano de sus padres vestidos en ropa de corte típico caminaban hacia las ruinas. A su izquierda había una gran fogata a la cual se acercaban con ofrendas y gladiolos rojos, rosados y blancos. Al bajar las gradas, personas congregadas en un semicírculo veían como 11 hombres bailaban al ritmo de un pito y tambor.   

La decena de hombres en trajes coloridos y portando máscaras que representaban a españoles y árabes, actuaban un baile de la época colonial llamada “moros y cristianos”. El fin de la danza era ridiculizar a los conquistadores que expulsaron a judíos y árabes de España y habían llegado a colonizar el nuevo mundo.   

“Este baile se trata de los españoles y los moros que ellos querían conquistar”, dijo Einor Secoy, uno de los intérpretes. “Nosotros hacemos este baile porque ellos también eran rebeldes”.   

El baile es una entre decenas de ceremonias que se realizarán en el parque arqueológico para celebrar el fin del ciclo de 5.125 años delineado en la Cuenta Larga del Calendario Maya, conocido como el 13er Baktun.   

Después de terminar la presentación, cuatro hombres vestidos con taparrabos y trazas negras en los brazos y mejillas salieron al centro del semicírculo.   

Con vasijas echaban incienso para bendecir la tierra. Acto seguido, extendieron sus brazos hacia el cielo invocando las buenas energías.   

Detrás había un mural pintado con un gran quetzal y una serpiente yuxtapuesta. Conocida dentro la cosmovisión maya como el “quetzal coalk”, la imagen representa la unión del cuerpo y el espíritu.   

Adyacente al muro se observaba un aro de caucho para iniciar el juego de pelota maya. El juego es una suerte de combinación entre basquetbol y pelota vasca donde los jugadores deben hacer entrar una pelota de tres kilogramos (seis libras) dentro de un aro utilizando sólo las rodillas, codos y pies. Utilizar la cabeza, manos y patear dentro del hoyo está prohibido.   

El juego milenario representa el comienzo del universo y fue utilizado para una variedad de fines, entre ellos la disputa de tierras y de otros conflictos.   

“Siempre se ha dicho en la cultura occidental que esto traería el fin, pero esta es la bienvenida”, decía el anfitrión que explicaba a los visitantes la ceremonia. “A la terminación de este juego estaremos a seis horas de darle la bienvenida a otros 5.000 años más”.   

“Esperamos hasta 12.000 personas, que lleguen a lo largo de la noche y la madrugada y todo el día del viernes”, indicó Timoteo Pérez Mendoza, delegado del ministerio de Cultura y Deportes.   

En esta ceremonia se inició de igual manera la cuenta regresiva para el 21 de diciembre, fecha conocida por la interpretación de que el calendario maya predispuso el fin del mundo.   

Sin embargo, antropólogos y arqueólogos han rechazado esa idea.   

Los mayas, que desarrollaron un calendario sorprendentemente preciso hace casi 2.000 años en el cual medían el tiempo en periodos de 394 años, conocidos como “baktunes”. El decimotercer baktún termina alrededor del 21 de diciembre y el número 13 era considerado sagrado por los mayas.   

El Oxlajuj B’aktun en diciembre dará inicio a un ciclo nuevo de 5.200 años en el calendario maya.   

Arqueólogos han descubierto glifos mayas que refieren fechas muy posteriores a este 21 de diciembre.

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