FRANCISCO ALVÁREZ CASTELLANOS
Tengo la absoluta certeza que Leonel Concha debe estar riéndose a mandíbula batiente leyendo este artículo, desde el privilegiado lugar que se ganó, aquí en la Tierra, durante sus 78 años de existencia. Porque en verdad, el segundo apellido de Leonel ha pasado ahora a ser el primero: LEONEL CONCHA PARASIEMPRE. Porque fue de las personas que pueden, incluso, hacerse monje trapense y meterse en uno de esos monasterios de donde no se sale jamás; pueden pasar los años y la gente seguirá pensando en Leonel.

Leonel se fue, pero se ha quedado tan prendido en el corazón y la memoria de aquellos que de verdad lo quisimos y lo respetamos, que todavía nos resistimos a la realidad de su ausencia terrenal.

En lo que a mí concierne, el golpe fue tan fuerte, que me hice llevar con urgencia a Corazones Unidos, donde me atendió personalmente el doctor Luis Cuello Mainardi quien, previamente, había atendido a otro paciente que había acudido a él por las mismas razones que yo.

Han pasado varios días y aún lloro cuando pienso en Leonel, sin importarme que me vea el mundo entero.Y es que hay amigos…y amigos. Y Leonel fue un amigo en toda la extensión de la palabra.

Y puede estar seguro que jamás lo olvidaré, mucho menos teniendo una colección de sus diez libros que, por cierto, no podré releer hasta tanto no se me quite el “down” que su desaparición me dejó.-