Leonel contra sí mismo

Leonel contra sí mismo

ALEJANDRO HERRERA CATALINO
En la medida en que las huellas indelebles del pasado gobierno se van matizando y de cierta forma reciclando en la conciencia social dominicana, la actual gestión del doctor Leonel Fernández se ve retada a enfrentarse y a tratar de superarse dialécticamente asimismo.

Una razón es porque la reacción de la población en el pasado torneo electoral ha dado por descontado que el saldo neto de un eventual desempeño reeleccionista de la pasada gestión de gobierno del PPH seria superada por la opción alternativa que encarna el actual mandatario. Quizás el aspecto que la mayoría analizó fue que a ningún otro gobierno se le ofrecerían tantas oportunidades para que maneje y supere felizmente una crisis económica sin precedentes y para que desarrolle buena convivencia dentro y fuera de su entorno partidario.

La historia, aun sin el rigor suficiente, es atestiguada por organismos y expertos imparciales quienes concluyen que ni la crisis económica fue manejada adecuadamente ni el grupo político gobernante fue capaz de motivar un clima de armonía con los sectores sociales y políticos nacionales y extranjeros a lo largo de la gestión. Con ese precedente, la gestión del PPH encuentra escaso espacio para ser defendida con legitimidad, ni por quienes estuvieron adentro y mucho menos por quienes se le colocaron en la cera del frente. De esa forma, hasta lo bueno que pudo haber tenido quizás encuentre dificultad de ser apadrinado o refrendado con lo malo de la actual gestión del doctor Leonel Fernández.

La otra razón es porque el liderazgo del doctor Fernández ha trascendido lo nacional y empieza a encumbrarse como uno de los presidentes populares y admirados en el Continente. En relación a esto vale indicar los resultados de un reciente sondeo de una empresa chilena, el cual le coloca con 81 por ciento de aceptación dentro del conjunto de presidentes latinoamericanos.

Sin embargo, esta oportunidad, quizás única, le ofrece al actual presidente de la República el chance de demostrar su verdadera superación dialéctica en tres aspectos fundamentales, los cuales a nuestro juicio deberán marcar la diferencia entre el período 1996-2000 y el actual.

Primero, en cuanto el tratamiento y control de la corrupción. La percepción de la población en este aspecto revela grandes cuestionamientos y en tan penas ocho meses se dan muestras de frustración y desesperanza de que habrá una superación. Algunos advierten, mas bien retroceso.

Segundo, en cuanto al manejo de la economía, se puede estar encontrando la misma percepción en la población que en la gestión anterior: la macroeconomía mejora, la micro se empeora, y nadie ni siquiera los organismos internacionales aseguran cuando obrará el derrame de la estabilidad macroeconómica porque el dólar desciende y se estabiliza pero los ingresos reales descienden, el desempleo crece, los servicios públicos se hacen más ineficientes y la señales dada por el gobierno es la de concentrar la escasa discrecionalidad de la política de gasto en mega proyecto y en grupos con capacidad para financiar sus propias inversiones. Dos ejemplos ilustrativos son los US$325.0 millones para el proyecto Metro y los US$25.0 millones para la Clínica privada de Santiago.

Tercero, en cuanto el avance institucional del país, una de las principales luminarias de la gestión pasada, requiere mayor esfuerzo para superarse. Por ejemplo, ¿cómo prepararnos en un corto tiempo para aprovechar las bondades del comercio en una eventual entrada del TLC? ¿Cómo hacer depender la gestión pública de mecanismos transparentes donde toda la ciudadanía pueda ser guardián y garante sin la necesidad de decretar mecanismos anticorrupción inoperantes o de confiar de una escasa presencia de personas honestas en el gobierno?

Un ultimo, es en cuanto a su contribución e incentivo a que, tanto en su entorno como fuera de este, se desarrolle un nuevo liderazgo político en el país. Hay señales positivas. El reciente llamado para consensual y debatir una eventual reforma constitucional y para buscarle solución a los principales problemas nacionales entre todos los sectores, en particular el de la pobreza, abre, en intención, una ventana oportuna.

En definitiva, estos cuatro aspectos, a nuestro juicio estarían marcando algunos de los desafíos de la actual gestión de gobierno del doctor Leonel Fernández a la hora de evaluar cada año su mejor desempeño en vez de continuar haciendo comparaciones lineales con las ejecutorias del gobierno del PPH.

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