Leonel, el concertador

Leonel, el concertador

RAFAEL VENTURA
La concertación en la sociedad, que desde su primera gestión de gobierno viene aplicando paciente y como un principio invariable el doctor Leonel Fernández Reyna, es la varita mágica para superar los ancestrales males económicos, sociales y políticos, con la participación de todos los dominicanos, sin importar partidos políticos, religiones, sexos, grupos étnicos, y asegurar un mejor régimen de representación, participación y organización de los ciudadanos.

Es la demanda de la hora para encaminar el ideal estratégico de un proyecto de nación que represente estadios superiores de bienestar colectivo.

Esta política de concertación, cuya carta de presentación tiene el sello personal del presidente Fernández Reyna, responde a una realidad política concreta, que aunque tiene sus altas y sus bajas, sus agonías y sus éxtasis, comienza a dar los frutos deseados, siendo el más importante el que la sociedad en su conjunto la usa para dirimir los conflictos naturales en un conglomerado dividido en intereses, y buscar los puntos unificadores que permitan el avance del carro del progreso y el desarrollo.

El embrión de la `concertación empezó con la reforma electoral del 1994, que estableció el sistema de Doble Vuelta, siendo el resultado político posterior la división en dos grandes bloques electorales que dinamizó las elecciones generales del 1996, con el Frente Patriótico, encabezado por el Partido de la Liberación Dominicana y el Partido Reformista Social Cristiano, por un lado; y el Acuerdo de Santo Domingo, encabezado por el Partido Revolucionario Dominicano y la Unión Democrática, por el otro.

El sistema de Doble Vuelta es positivo y negativo a la vez para el desarrollo institucional y democrático de la Nación. Negativo, invirtiendo el orden, porque divide a los dominicanos en dos grandes grupos políticos dominantes (con sus subdivisiones económicas, sociales, religiosas, culturales y militares); y positiva, porque esta división que genera al país, altamente politizado, en dos grandes bloques electorales, para que no haga crisis, con el consecuente estallido (guerra civil) es obligatorio que todos los sectores involucrados concerten.

El doctor Fernández Reyna, con su alto nivel de inteligencia y cultura genera su dote de comprensión y serenidad analística progresista y su fe democrática, personifica esta nueva cultura política de la sociedad; siendo su primera prueba de fuego el Diálogo Nacional, ejecutado entre todos los actores de la Nación en su primera gestión, de gobierno en el año 1996, con logros tan positivos -a pesar de que el PRD tenía el control de los poderes legislativos, municipales- que se recuerda como el mejor gobierno en las casi cinco décadas de vida democrática de la República Dominicana.

Uno de los principales logros de aquella gestión de gobierno fue la agresiva política de la relaciones exteriores, que rompió de forma definitiva el tradicional aislamiento del país con el resto del mundo, amplió las relaciones en todos órdenes del desarrollo con las demás naciones, y conjuntamente con este política de relaciones exteriores «se vendió», como un producto «made in Dominican public», la figura concertadora del dos veces y `único presidente peledeísta quien sirvió como ente moderador entre países regionales con conflictos internacionales o internos.

Fue seleccionado por el prestigioso Centro Carter de los Estados Unidos para interceder entre la oposición y el gobierno venezolano de Hugo Chávez en la terminable crisis que ha puesto en peligro la gobernabilidad del hermano para subdamericano. Hoy, de nuevo en el gobierno, el presidente Chávez, en su reciente visita a Quisqueya, pidió al presidente Fernández, que emprendiera acción que produzcan un acercamiento que rompa la tirantez entre él y el presidente reelecto estadounidense George Bush, entre el quinto productor de petróleo mundo y su principal comprador extranjero.

Esta categoría conciliadora del doctor Fernández fue reconocida internacionalmente cuando sectores democráticas cercanos a la Casa Blanca, de Washington sejaron al presidente Bush que usara al doctor Fernández Reyna como interlocutor con los países que bañan las costas caribeñas -Cuba, Haití, Venezuela-su influencia con los principales actores de la región en conflicto.

El joven estadista dominicano de convertido la concertación en lo necesario para la gobernabilidad, traer a identidad de fines fue como meta de desarrollo y progreso de la nación dominicana.

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