Leonel, el PLD y su nuevo gobierno

Leonel, el PLD y su nuevo gobierno

La masiva demostración cívica de que fuimos actores y espectadores los dominicanos el pasado domingo 16 de mayo, ha hecho del doctor Leonel Fernández y su Partido de la Liberación Dominicana la principal fuerza política, que sustentada en nuestro sistema democrático -hoy más fortalecido- le corresponde una gran responsabilidad con el presente y con el fututo inmediato de nuestro país.

La libre expresión de la voluntad popular que caracterizó el proceso electoral recién finalizado deberá construir una nueva visión, un nuevo paradigma de la democracia y de nuestro sistema de partidos que vaya dando respuestas a las nuevas demandas del mundo moderno, así como al sentir mayoritario del pueblo dominicano, tanto en el plano local como en el extranjero. Esta es la gran tarea, el gran compromiso (como nunca antes), que en este momento ha puesto el electorado y la sociedad dominicana toda  en las manos del -por segunda vez- electo Presidente Leonel Fernández Reyna. Es una tarea que el pueblo dominicano personaliza en la figura del presidente Fernández,  institucionaliza en el PLD como partido y la idealiza en el nuevo gobierno que conducirán como la respuesta esperada para superar el estado de crisis que vive la República Dominicana.

El doctor Leonel Fernández, quien ahora patentiza la fe y la esperanza, viene a constituirse en una especie de «Salvador»;   en esa caracterización la población espera mucho de él;  y el PLD está compelido a desarrollar una amplia revisión, con sentido democrático-científico, que le permita fortalecerse cada vez más para garantizar y mantenerse en el lugar que ha pasado a ocupar. De modo que, se espera un gobierno en que los peledeístas demuestren nueva vez, su compromiso histórico con los ideales patrióticos, con la conducta ética de la política, con la lucha contra todas formas de desigualdad, de exclusión y discriminación social, política y cultural. Y con una sociedad verdaderamente estable, de justicia y de paz. Hoy, los dominicanos nos hemos como liberado de una resaca fruto de la falta de institucionalidad, de la ineficiencia, de la desigualdad, de la corrupción; de la indiferencia; de la falta de voluntad política; de la mezquindad; en fín, de una serie de valores esenciales para conducir una sociedad democrática moderna. Los dominicanos hemos padecido los efectos de una de las peores crisis económicas de nuestros tiempos. La solución a esa crisis, se vería como la primera respuesta para encausar un nuevo camino;  sinembargo, nada habrá de enderezarse ni avanzar sin que se procure y se cree la capacidad del  Estado para viabilizar y consolidar un proceso verdaderamente democrático que garantice la estabilidad política y social.  Porque lo que primeramente necesitamos es, garantizar un nivel de  gobernabilidad cimentado sobre políticas públicas concretas que permitan la participación social y la integración de los sectores productivos del país, de manera que podamos comenzar a enfrentar los niveles de pobreza y un ritmo acelerado de un adecuado nivel de bienestar en sentido general.

La condición en que el nuevo gobernante recibirá el país no es halagueña; el triunfo ha sido en grande, no hay dudas; pero no debe perderse tiempo en manifestaciones de algarabía fanática; no debe haber espacio sólo para la busqueda de carguitos y/o puestecitos; estamos ante una situación muy seria, muy delicada; que demanda la preocupación y participación de todos . Se trata de construir un esfuerzo amplio, diverso y plural, de la misma forma que el espectro de fuerzas políticas y sociales que apoyaron al PLD en estas elecciones, para poder comenzar a echar la zapata (esta vez muy fuerte) en que se levantarán las columnas que sostendrán el gran edificio que deberá representar  el próximo gobierno.  La figura que representa tal situación es la del inquilino que ocupa una propiedad en alquiler; que ha debido mudarse (amén la razones) y la entrega a los propietarios en mal estado, quienes para ofrecerla a un nuevo inquilino deberán hacer las reparaciones de lugar; casos en que casi siempre se recurre a efectuar las reparaciones con los depósitos del inquilino. En esta ocasión, los propietarios han aportado los recursos para dicha reparación, por tanto, el nuevo inquilino puede ocupar la propiedad pero con el compromiso de efectuar las reparaciones,  evitar el deterioro y de entregarla en buenas condiciones. El pueblo dominicano ha puesto en las manos del presidente Leonel Fernández y el PLD la respuesta expresada en las urnas, para que reparen el deterioro del país;  eviten más deterioro y lo «entreguen» en buenas condiciones. Adelante. ¡Enhorabuena!

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