Leonel en Miami

Leonel en Miami

El FMI, Banco Mundial, economistas académicos, ni nadie sabe cómo hacer crecer la economía de manera sostenida. El conocimiento ha sido escurridizo desde que la macroeconomía surge como disciplina después de la Gran Depresión de los treinta del siglo XX. De saberse la pobreza no fuera un problema humano. Se conoce que es cíclico, depende de muchas cosas, “la buena suerte” una de ellas, quizás la más importante. Como se desconoce cómo y por qué, los informes de bancos centrales y organismos internacionales son aburridos, se caracterizan por sube y baja de unas cuantas variables conocidas, tratando de explicar por qué creció o decreció la economía de un año a otro.

Lo anterior viene a cuento porque en Miami, en el Foro Económico Internacional, Leonel insinuó que conocía la fórmula para el crecimiento sostenido, que el nuevo modelo debía agregar valor a los productos. No hizo aporte, repitió lo conocido, el problema es cómo. Lo que sí saben los Organismos Internacionales y la profesión, es cómo mejorar la distribución de lo que se produce, de lo que Leonel no habló cuando alabó el crecimiento durante su gestión, lo que no gustó a la audiencia del Foro, esperaba escuchar su respuesta a la demoledora crítica del Banco Mundial, en el informe “Cuando la Prosperidad no es Compartida”, que el crecimiento durante su gestión no se acompañó de mejora equivalente en la pobreza. Mientras se redujo en la región, empeoró en el país a pesar del alto crecimiento; más de cuatro millones de dominicanos son pobres, 40.4% de la población, superando el 32% del 2000 y el promedio de América Latina y el Caribe. Eso es inaceptable.

También su respuesta al FMI, en sus últimos informes afirma que dejó las finanzas públicas en crisis; que no obstante el alto crecimiento, debemos 47% de lo que producimos, porcentaje que sube a más de la mitad del PIB cuando se agregan deudas flotante y contingente; que para pagar el principal y los intereses de la deuda, del presupuesto se destina más de la cuarta parte (26.6%) de los ingresos corrientes, cuando el límite razonable es 20% según el mismo FMI. Es cierto, durante su gestión (2005-2012) la economía creció 6.7% como promedio anual, pero el PIB también creció mucho en los doce años de tiranía de Ulises Heureaux (1887-1898), a una tasa promedio anual de 5.8%. Las finanzas públicas que heredó Danilo Medina se compara con el embrollo financiero que dejó Lilís, para pagar el principal y los intereses de la deuda en 1900 se destinaba $1,800,000 pesos (dólares), 14% de los ingresos del Fisco. El compromiso era mayor, pero se desconocía el monto real por la falta de registro creíble de la deuda interna, por lo que tampoco se sabía cuál era la deuda pública total. El Ministro de Hacienda Federico Velázquez la cuantificó en $32.9 millones en 1905, es decir, 36% del PIB, y el profesor Jacobo H. Hollander en $40.3 millones dólares en 1905, el 44% del PIB. Ahora no es diferente, también se tienen varios estimados. La enseñanza es que ambas crisis de deuda, la que dejó Lilís y la de Leonel, tuvieron el mismo origen, el exceso de gasto improductivo.

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