Leonel está solo

Leonel está solo

El Presidente Leonel Fernández jugó baloncesto. Durante los primeros meses del cuatrienio entre 1996 a 2000, practicó a ojos vista en la cancha del club Mauricio Báez.

Más tarde, sin duda por razones de seguridad, se abandonó la divulgación de sus actuaciones en esa afición.

Lo pienso en prácticas privadas, sin embargo, bajo la atenta mirada de los servicios de seguridad. Y quizá, solo, repitiendo lances al canasto, como un tirador.

De igual manera se encuentra, o se ha encontrado hasta ahora, en el escenario político nacional.

1974 fue un año especial en la vida electoral dominicana. Todo parecía listo para que los ciudadanos participasen el siguiente 16 de mayo en las asambleas electorales.

De pronto, el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) hizo mutis. Joaquín Balaguer quedó solo en ese de por sí ardiente y efervescente escenario.

El Leonel Fernández que juega baloncesto como dueño de canchas política y deportiva, dista del Joaquín Balaguer de 1974.  A Balaguer lo dejaron solo en el ruedo político. Sin embargo, el asedio no cesó un instante.

Leonel disfruta de un período en el cual ni voces ni alborotos tachonan el ambiente. Del mismo modo en que jugó baloncesto al principio de su mandato de 1996, con la escasa presencia de colaboradores y amigos, se mantiene hoy en la arena política.

Por increíble que parezca, no es decisión táctica de sus adversarios. La ausencia de contrincantes en 1974, fue un acto de supremo sacrificio contra Balaguer. El retiro constituyó una gran protesta.

El país, incluido el amplio sector que secundaba la obra gubernativa, fue sacudido hasta los cimientos.

De no mediar la impasibilidad del mandatario, la nación hubiera desembocado en una gravísima crisis. Balaguer siguió impertérrito, en medio de la incredulidad y el desconcierto, hasta la celebración de los comicios.

Hoy prevalece un período de inerte quietud, de pasiva indolencia, de inconsciente docilidad. Cuantos discrepan de las maneras de gobernar del Presidente Fernández, le otorgan un extenso período de gracia y condescendiente permisividad.

Un antiguo Presidente de la República promete rescatar el sentido formal del «acto de oposición».

Mientras tanto, Leonel está solo en el teatro de la política, con el sosegado ambiente de sus jugadas de baloncesto en los primeros días de su primer gobierno. Está solo en la cancha.

Por supuesto, esta situación permite conformar un aura propicia a una repostulación.

De este proceso repostulatorio a una reelección, no hay sino un corto trecho. Por esa fisura, estrecha aunque percibible, se cuelan los partidarios de la reelección. Quienes sostienen la propuesta lo hacen puesto que contemplan a Leonel sin adversarios, en el escenario político.

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