Leonel Fernández: candidato y líder

Leonel Fernández: candidato y líder

FARID KURY
De los actuales candidatos presidenciales, sólo el doctor Leonel Fernández reúne la condición de líder. En este tiempo de marketing y de televisión, es difícil encontrar un candidato que también sea un líder. Hoy los candidatos presidenciales, más que líderes, son dirigentes partidarios, cuyas influencias, de ser electos, se limitan al período gubernamental.

Tras la desaparición de los líderes históricos carismáticos de la República Dominicana, Joaquín Balaguer, Juan Bosch y Peña Gómez, se creyó que sería difícil el surgimiento de un nuevo líder carismático.

Sin embargo, hoy el presidente Fernández es el líder de su partido y de la sociedad. ¿Qué es lo que lo convierte en un líder?

Para algunos ese liderazgo es el resultado de su posición como Presidente de la República. Para mí, más que eso, que no deja de ser importante, lo que lo convierte en líder es su carisma. Se trata de un liderazgo no basado en posiciones de poder, sino en su carisma, es decir, en las emociones y pasiones que genera en amplios segmentos de la población dominicana.

Leonel Fernández abandonó el poder en el 2000 y su liderazgo, en vez de menguar, se agigantó. Y de manera tal, que después fue elegido casi a unanimidad presidente del PLD, y en 2004 regresó a la Presidencia de la República. Eso es liderazgo.

Hemos visto a muchos presidentes no convertirse en líderes. En la República Dominicana, tenemos tres buenos ejemplos: Antonio Guzmán, Jorge Blanco e Hipólito Mejía. Ninguno pudo convertirse en líder ni siquiera de su partido. La repostulación de Hipólito Mejía en el 2004, no fue un ejemplo de liderazgo. En ningún momento generó una conexión emocional adecuada ni siquiera con los perredeístas.

Es difícil definir con precisión el carisma. Se trata de una cualidad que no se observa. Se siente. Es más bien una percepción, algo que provoca admiración y genera seguidores, que muchas veces ni ellos mismos saben porqué ni cómo. Sólo saben que se sienten atraídos por el líder y les es difícil resistir seguirle.

Un liderazgo carismático, como es el del doctor Fernández, no se decreta. Nadie puede proponerse ser líder carismático. Es algo innato, algo que genera pasión, devoción y seguidores. Un líder carismático toca el corazón, las emociones y los sentimientos.

Un líder carismático, además de pasión y emoción, genera fe en la victoria. Un ejemplo de eso, lo es Joaquín Balaguer, cuyo seguidores, por más adversas que fuesen las circunstancias, nunca dejaban de creer en él y en su victoria.

Leonel Fernández no conoce la derrota. Siempre ha triunfado. Eso fortalece la fe de sus seguidores, que como ocurría con los de Balaguer, tienen una fe ciega, casi fanática, en su triunfo.

Un líder carismático se comunica con efectividad con su gente, despierta en ellos pasión, y los hace capaces de enormes sacrificios. En fin, además de la condición innata, el liderazgo carismático se combina con trabajo, inteligencia, éxitos y buena imagen.

Para derrotar el liderazgo carismático de Leonel Fernández se necesita otro líder carismático. Por ahora ese líder no existe en la República Dominicana. A quien se enfrenta ahora no es un líder, es un candidato que no ha podido tocar el corazón de los votantes.

Podrán decirme que en 1996 Leonel, que no era un líder carismático, derrotó al doctor Peña Gómez, que sí lo era. No olvidemos que fue determinante el fuerte liderazgo del doctor Joaquín Balaguer. La condición de líder de Leonel, unida a otras circunstancias, como es la de enfrentarse a un candidato que no genera emociones, le aseguran su tercera victoria. Ya lo verán.

Publicaciones Relacionadas