El ex presidente Leonel Fernández atraviesa ahora el peor momento de su rutilante carrera política, y, probablemente, saldrá indemne. La desorganizada oposición, con apoyo de la sociedad civil y algunos medios de prensa, han convertido al líder peledeista en objetivo de una virulenta campaña para aniquilarlo políticamente.
Sus rivales del PPH y compartes no le perdonan a Fernández Reyna, ni le perdonarán jamás, que fuera factor decisivo en la victoria del PLD que llevó al poder al Presidente Medina, impidiendo el regreso al Palacio del riesgo institucional que representaba Hipólito Mejía.
Como revancha, se han propuesto enjuiciar a Fernández atribuyéndole la culpabilidad legal del déficit fiscal de RD$187,000 millones proyectado en el presupuesto de este año 2012, una acusación peregrina y burda, que refleja el carácter atrasado o deliberadamente atrasado, diría yo- de un segmento relevante de la clase política opositora y de ciertos hacedores de opinión publica obnubilados por bajas pasiones.
Hace poco escribí que déficit y fraude fiscal no es lo mismo. En su enjundioso discurso reciente Fernández amplió nuestros conceptos, abordó minuciosamente el tema y detalló matemáticamente los componentes del déficit. Fue una extemporánea pero brillante rendición de cuentas a la nación, carente de desperdicios y que sus adversarios lucen incapaces de desmontar.
¿Quién puede negar el bajo nivel de nuestra presión tributaria y la caída de las recaudaciones? ¿El déficit de la CDEEE y la necesidad de recapitalizar el Banco Central debido a la quiebra bancaria del 2003? ¿Quién puede negar el frondoso prontuario de obras que erigió Fernández en medio de la peor crisis financiera internacional?
Fernández, el maestro, saldrá fortalecido de esta embestida, apoyado por el Presidente Danilo Medina, su partido y la opinión pública.