El expresidente Leonel Fernández arremetió contra la cúpula del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) en su relato de todos los hechos que, según él, hicieron que esa organización pasara de proyectarse como ganador a ser derrotado. Gracias a esos eventos, el tres veces presidente de la República señala que el Partido Revolucionario Moderno (PRM) pudo evolucionar desde un lejano 35% en la simpatía popular hasta el 52% que obtuvo en las elecciones del 5 de julio.
Fernández parte de la idea de que el PLD tenía la victoria asegurada según lo que marcaba las encuestas a finales del año pasado, siendo él el candidato. A pesar de las protestas de Marcha Verda y de la explosión del caso ODEBRECHT, afirma que el PRM no sobrepasaba el 35% en el favor popular que obtuvo en las elecciones presidenciales del 2016. Cita los argumentos que esgrimían algunos entonces acerca de una oposición inexistente.
De ahí, el exmandatario intenta responder en su artículo de este lunes en el Listín Diario a la pregunta sobre qué ocurrió para que la victoria anticipada terminara siendo una derrota “estrepitosa”.
Todo empezó con una especie de simulación: mientras se incentivaban a seis que aspiraban a ser los candidatos presidenciales del PLD a lanzarse en aras de su propósito y se desestimaba la posibilidad de una reelección, se “orquestaba de manera sigilosa un proyecto de permanencia en el poder.
En procura de ganarle la candidatura presidencial, se quiso “desempolvar la idea de elecciones primarias abiertas, simultáneas y obligatorias para todos los partidos políticos, como única forma de escogencia de candidatos a cargos de elección popular”. Fernández atribuye a la rebelíó de la opinión púbica la responsabilidad de haber derrotado esas intenciones.
Entonces empezó la batalla por modificar la Constitución, por segunda vez consecutiva, para permitir la reelección. El expresidente afirma que aquello era un signo de que “la prudencia y la cordura habían abandonado a Zeus y demás dioses del Olimpo”.
Asegura que la resistencia popular de diputados, figuras del arte, de la iglesia, de la sociedad civil y de decenas de miles de ciudadanos que se manifestaron frente al Congreso Nacional “emergió triunfante”. Pero entiende que “para consolidar esa victoria hizo falta, desafortunadamente, un ingrediente adicional: una enigmática llamada desde Washington».
Al no conseguir modificar la Carta Magna, la estrategia de la línea danilista dentro del PLD se concentró en “torpedear su candidatura”, señala. Se eliminaron los seis aspirantes de golpe y se eligió a una séptima figura que, según Fenández, “ejercería la función de candidato títere o marioneta”.
Convencido de que su ventaja de 70 a 30 sobre el candidato del danilismo no pudo ser revertida y de que “el fraude del voto automatizado había sido vencido” a las 6:30 de la tarde, Fernández argumenta que la estretegia se dirigió a extender las votaciones hasta las 2:00 de la madrugada del día siguiente al 6 de octubre, para comprar cédulas masivamente.
El mismo supuesto fraude se intentó realizar en las elecciones municipales del 15 de febrero, pero la tentativa se desplomó.
Fruto de la crisis política posterior a las primarias, surgió el partido Fuerza del Pueblo, lo que hizo que un 10% del voto morado migrara automáticamente hacia el PRM; ahí encuentra él la razón de que ese partido haya alcanzado poder.
El político afirma que, en consecuencia, lo que se pronosticaba como una victoria segura se convirtió, por los desatino palaciegos, en una derrota aplastante. “Se consideró que el poder carece de límites; y que, en política, el dinero lo puede todo. Se apeló a la mentiral, al engaño, la simulación, la arrogancia, la intolerancia y la exclusión”, sentenció.