Leonel Fernández, ¿huye de la situación?

Leonel Fernández, ¿huye de la situación?

REGINALDO ATANAY
NUEVA YORK.-
El presidente Leonel Fernández es un viajero incansable, y a veces, nos da la impresión de que sus viajes de este tiempo tienen un impulso que le llega desde su subconsciente, quizás tratando de salirse de la compleja situación nacional a la que, por su posición, está obligado a hacerle frente. La mayoría de los casos en que el Presidente Fernández viaja al exterior, son situaciones en las que él pudiera ser representado por el Vicepresidente de la República, el Canciller, y en muchos casos, cualquiera otro secretario de estado con o sin cartera.

En algunas ocasiones, los viajes del Presidente han sido en momentos difíciles para el país, y cada vez que eso sucede, nos viene a la memoria un hecho que escenificó su preceptor y líder, el ex presidente Juan Bosch. Quizás, en sus cátedras al discípulo avanzado, el fundador del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) le enseñaría que en momentos de aprietos lo mejor es salirse del ambiente e irse a otra parte.

De la misma manera en que Bosch enseñó a su otro discípulo, Euclides Gutiérrez Félix a componer una foto de cualquier mitin al que asistiera poca gente, para que se viera como que había en esa manifestación más gente de la cuenta.

Nos viene a la memoria la vez aquella en que el ex presidente Joaquín Balaguer pidió asilo político en la Nunciatura Apostólica, y sus opositores armaron una grande algarabía; muchas protestas, y la situación nacional se tornó tensa. Bosch, uno de los principales líderes políticos de ese y otros momentos, abandonó el país, yéndose a Costa Rica a asistir a algunas reuniones, reuniones esas que no eran de tan grande importancia, y que podían atenderse en cualquiera otra fecha o a las que Bosch podía haber enviado un representante suyo. O no ir uno ni otro.

La situación dominicana de ahora, no es que sea «una cosa del otro mundo», pero sí, citando otro dicho popular, «no está nada fácil.»

Algunos observadores políticos atestiguan que el gobierno de Fernández, «no ha despegado aún» y que se ha concentrado en hacer relaciones públicas internacionales y recibir cada vez más dinero en calidad de préstamo; hacer anuncios de planes aparatosos, como lo de la isla frente al Malecón de Santo Domingo o el Metro, cuando hay cosas fundamentales que necesitan atención urgentísima como son la salud y la educación de la población.

Lo del metro, lo aplazaron; lo de la isla, tendrá que ir por el mismo camino, pero no ha de extrañar que cualquier día de estos el gobierno salga con otro «invento» quizás para desviar la opinión pública, o por el placer de estar haciendo «cuentos de camino». (El preceptor político de Leonel era cuentista de profesión, y como era profesor también, ¿quién quita que haya enseñado a su aplicado discípulo no a escribir cuentos, pero sí a pregonarlos?)

Otro problema preocupante en el país es el auge de la delincuencia, que está afectando a hogares, familias, ciudades, al comercio, y al turismo. En un porcentaje elevado, el criollo que va Dominicana de vacaciones, cuando regresa a Nueva York, dice amar a su país, y de inmediato lanza el «pero» de que «la delincuencia está a la orden del día.»

Como una burla y al mismo tiempo como una provocación, puede interpretarse lo que ocurrió no hace muchos días en el Ensanche La Fe, cuando un artista pintó un letrero advirtiendo al vecindario que se cuidara de los delincuentes que se enseñorean en aquel sector. Uno o dos días después de publicado tan original mensaje, fue asesinado un hombre en aquel vecindario.

El Presidente Fernández fue el otro día al temeroso barrio de Capotillo, donde las bandas delincuenciales reparten miedo a diestra y siniestra. Aquella podría ser interpretada como una visita de heroicidad, o un ejemplo de conciencia ciudadana. No hubo camorra. Pero, ¿y los demás días?

Se sigue insistiendo en la corrupción policial. Algunos de los defensores de la actitud de los policías que son corruptos minimizan el problema diciendo que «los pobres hombres, tienen familia grande y ganan poco dinero». Entonces, ¿no pueden buscar otro empleo de acuerdo a sus habilidades?

Es un caso parecido al de personas que para cometer actos reñidos con la ley, o con las buenas costumbres, invocan la manoseada expresión de que «soy un padre de familia y tengo que buscarle comida a mis hijos.» Algo que afecta al ambiente también es el tanto muchacho realengo, pidiendo limosna en las calles. Muchos turistas extranjeros que regresan de Dominicana se lamentan de que sea «un país tan lleno de miseria». Y a la verdad, la tanta miseria no la hay, sino indolencia. Porque esos muchachos realengos, ¿no pueden recogerlos y meterlos en una institución donde los eduquen? Quizás los dólares que usaron para comprar unas cuantas motocicletas Harley Davidson, para uso de agentes de policía en los barrios marginados, hubieran servido mejor si estuvieran empleados en algún programa educativo.

Porque ya andan diciendo por ahí, que los policías en tan grandes motocicletas se divierten, entre otras cosas, en «echarles vainas a las chopas».

Para la meditación de hoy: Hay en el aliento, en la respiración, un no sé qué de vida, que entona el cuerpo y la mente, cuando uno respira a consciencia. Muchas escuelas espirituales alaban el poder de la respiración. Y quienes practican la respiración como disciplina o método de curación o entonamiento, hablan de las maravillas de ese ejercicio. Es, quizás, el toque simple y profundo que Dios le dio al padre Adán, cuando le otorgó vida. Y nota esto: cuando aspiras y expiras, a consciencia, y con sentimiento de alegría, sientes como que te han dado el poder para machacar cualquier problema. ¿Te has dado cuenta de eso?

Publicaciones Relacionadas

Más leídas