Leonel Fernández
De un pasado de izquierda a la voz de la razón

<STRONG data-src=https://hoy.com.do/wp-content/uploads/2006/03/35B55524-28C3-4E5B-BCDE-EA1D86F02B3A.jpeg?x22434 decoding=async data-eio-rwidth=460 data-eio-rheight=339><noscript><img
style=

POR RICHARD LAPPER
Cuando hace casi una década Leonel Fernández ganó la presidencia de República Dominicana por primera vez, había unas cuántas personas en el conservador sector empresarial del país preocupados por lo que podría ocurrir. “La gente estaba preocupada por lo que pudiera hacer. Todavía había un signo de interrogación porque tenía un pasado en la izquierda”, dice el señor Fernández al Financial Times. En esos años, su principal fama había sido el papel desempeñado como mano derecha de un expresidente marxista, Juan Bosch. A principios de la década de 1970, había ayudado al señor Bosch a formar el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), pro-Cuba, cuyo objetivo principal era hacer campaña contra la influencia de Estados Unidos en el país.

Sin embargo, cualquier duda, desde hace tiempo, ha pasado al estado de reposo. Después de un exitoso primer mandato en el cual acogió al mercado, vendió compañías estatales no rentables y abrió el país a la inversión privada, el señor Fernández, de 52 años, se ha convertido en la voz de la razón, en lo que respecta a los grupos de negocios.

Después de solo 18 meses al timón de la nave, el presidente ha reafirmado su reputación como administrador cauteloso, al dirigir un rápido restablecimiento de la estabilidad financiera, después de la desastrosa conducción de su predecesor, Hipólito Mejía.

Cuatro puntos porcentuales han sido eliminados de un hinchado déficit fiscal y la inflación -de más de 50% al año en el primer semestre de 2004- está de nuevo en cifras de un solo dígito. Se ha restablecido la confianza en el sector bancario, cuyo colapso en 2003 explica muchas de las fallas de la administración anterior, el crédito fluye, y los sectores del turismo y la manufactura marchan bien, dentro de lo razonable.

El año pasado, la economía creció 9% y el señor Fernández aseguró la participación de un acuerdo comercial con EEUU que él cree reforzará los éxitos futuros del país. “Pienso que el DR-CAFTA va a abrir oportunidades”, dice el señor Fernández. Añade que el acceso permanente libre de impuestos al mercado norteamericano establecerá un sistema de “triangulación” con compañías de muchas partes del mundo que invertirán en República Dominicana para sacar ventaja.

Sin embargo, al mismo tiempo, el señor Fernández está muy consciente de las desventajas de depender únicamente en los mercados. En parte, esto refleja el hecho de que los electores hayan desertado hace seis años, cuando sintieron que no se estaban beneficiando de la expansión económica, lo que precipitó una victoria inesperada por el opositor Partido Revolucionario Dominicano.

Pero el señor Fernández dice, además, que existe un considerable “desencanto” popular por la falta de avances sociales y económicos. “La economía pudiera crecer perfectamente bien. No obstante, el pueblo puede decir que la economía está creciendo, pero que no está recibiendo los beneficios. Tienen razón, y el por qué de esta razón es que todavía tenemos un desempleo de 20%, y porque 34% de la población trabaja en la economía informal”, dice el señor Fernández. “No hay correspondencia entre una economía que crece y el bienestar de la sociedad”.

No es solo eso, sino que según el criterio del señor Fernández sobre las dificultades sociales -la exclusión social, la pobreza y la marginalidad-, se han vuelto más intensas y difíciles de abordar.

Y no sorprende que, cuando se acerca a la segunda mitad de su mandato, la prioridad principal sea el empleo. Mantener la estabilidad y atraer inversiones será importante. Pero también lo son las medidas para estimular el empleo.

“Estamos conversando con ellos [las empresas] para definir formas mediante las cuales las compañías puedan incorporar estudiantes universitarios como trabajadores a medio tiempo. Queremos que las compañías que tienen contratos con el Estado [en obras públicas] incorporen estudiante de ingeniería, por ejemplo. En los próximos dos años y medio queremos crear 500,000 puestos de trabajo y reducir la tasa de desempleo abierto de 20% a 13%”, dice.

Ese mismo pragmatismo anuncia su enfoque sobre el sector energético, cuyos problemas -dice- constituyen el principal desafío del gobierno. Al haber privatizado la distribución en los años 90, el señor Fernández vio cómo su sucesor re-nacionalizó parte del sector hace tres años. Ahora, sin embargo, está excluyendo la poibilidad de cualquier nueva venta al mercado, alegando que el sector público está bien situado para hacer frente a los problemas de la falta de pago endémica y la inversión deficitaria. Tampoco desaparecerá en breve el subsidio anual por US$600 millones a los sectores de la electricidad y el gas. El señor Fernández dice que para que el sistema “funcione eficientemente” es necesario eliminar los subsidios. “Pero yo no puedo afirmarle que esto va a ser posible en lo que queda de nuestro mandato. Pero vamos a trabajar hacia su erradicación eventual”.

Además, el presidente es un receptor entusiasta de la ayuda venezolana, ofrecida por el gobierno radical anti-norteamericano, según los términos de la iniciativa Petrocaribe. “hay que reconocer que el gobierno venezolano ha utilizado mecanismos fuera del mercado -mecanismos de solidaridad- y que está contribuyendo a mitigar el impacto en estos mercados del Caribe”.

Hablando a favor de la experiencia europea y de la forma en que los fondos de convergencia ayudaron a pavimentar el camino para el desarrollo económico en Portugal, España e Irlanda, el señor Fernández dice que estructuras similares pudieran ayudar a aliviar el déficit de infraestructura en América Latina.

Todo esto suena demasiado a exceso de intervencionismo para los partidarios del libre mercado, sin embargo, el señor Fernández dice que el Estado no tiene opción.

“El problema de América Latina es cómo garantizar la estabilidad y lograr el crecimiento que permitirá a la masa de la población mejorar su nivel de vida”, dice. “Esto no se ha logrado mediante las políticas ortodoxas basadas en el mercado. Nos hemos desplazado en un péndulo entre el populismo y el liberalismo. El reto es entrar en una fase post-populista y post-neoliberal”.

VERSION: IVAN PEREZ CARRION

Publicaciones Relacionadas

Más leídas