Leonel sustituye la utopía boschista

Leonel sustituye la utopía boschista

La prestigiosa socióloga Rosario Espinal expresó   que con su disposición de  “conquistar el poder en 1996, y a expandirlo después de 2004, el PLD sustituyó  la utopía política boschista de cambio social, por el pragmatismo conservador balaguerista que dominó la política dominicana en las últimas cuatro décadas del siglo XX”.

La consideración de la investigadora, profesora de Sociología de Temple University, en Filadelfia, Estados Unidos, está contenida en la respuesta ofrecida a una pregunta de este diario sobre recientes declaraciones del presidente Leonel Fernández, en las que este se califica como  representante de las fuerzas del balaguerismo histórico.

La pregunta de este diario fue la siguiente:

-El presidente Leonel Fernández acaba afirmar ante un grupo de reformistas disidentes del PRSC que él es “el representante de las fuerzas históricas del balaguerismo”.

¿Usted cree que se trata de una retórica táctica del presidente Fernández con el propósito de ganar los votos de estos reformistas, o cree que ha habido algún desplazamiento ideológico del doctor Fernández hacia el balaguerismo y junto con él el Partido de la Liberación Dominicana?

A continuación la respuesta, íntegra, de la doctora Espinal:

 “En República Dominicana hay una larga tradición de caudillos. En el siglo XX, Trujillo encarnó el caudillismo dictatorial, Balaguer el caudillismo autoritario-ilustrado, Bosch el caudillismo crítico-ilustrado, y Peña Gómez el caudillismo de masas.

Todos se beneficiaron del culto a la personalidad, con sus distintos atributos y proyectos políticos.

“La desaparición de la trilogía caudillista del post-trujillismo dejó la política dominicana huérfana de fuertes liderazgos y carente de instituciones sólidas.

 “En 1996, el PLD no contaba con la fortaleza política ni el liderazgo para ganar y afirmarse en el poder. El apoyo de Joaquín Balaguer en el “Frente Patriótico” fue crucial para asegurar el triunfo y la estabilidad en el gobierno.

 “En el 2000, huérfano de alianzas y enfrentado a un PRD que había rearticulado el bloque electoral antibalaguerista, el PLD perdió las elecciones.

 “La muerte de Balaguer en el 2002 dejó el reformismo en desbandada y la crisis económica de 2003-2004 se encargó de relanzar el peledeísmo y producir el reencuentro entre el PLD e importantes facciones del reformismo.

 “A partir de 2004, en el Estado se han enquistado no sólo los peledeístas en busca de ascenso social, sino también los reformistas que han abandonado su partido para acceder rápidamente a los beneficios gubernamentales. Igual han hecho otros segmentos de la derecha.

 “Es decir, en torno al partido vanguardia del pueblo que fundó Juan Bosch en 1973, se aglutinan ahora distintos sectores de la derecha dominicana, que, con la desaparición de Balaguer, quedaron huérfanos de liderazgo político.

 “Todos son interpelados de manera efectiva por Leonel Fernández y se identifican fundamentalmente con él, no con el PLD como organización partidaria.

 “Así se ha constituido una nueva mayoría electoral que aglutina peledeístas y balagueristas de distintas modalidades, entre ellos, operadores políticos reformistas que buscan fundamentalmente beneficios del gobierno, y segmentos de la gran masa silente que prefieren un líder que ofrezca estabilidad económica y política.

 “Concitar apoyos múltiples ha sido siempre la estrategia de Leonel Fernández y eso le ha rendido muchos frutos políticos.

 “Su formación académica, su vocación de poder, y su disposición de compartir los recursos del Estado con diversas fuerzas políticas, se conjugan para establecer una relación fluida con un arcoiris de grupos y personalidades de la vida política dominicana, donde predominan los sectores conservadores.

 “Así, la gestión peledeísta se ha distanciado del ideario original de transformación, y el gobierno absorbe incluso aliados que detestaron a Juan Bosch.

 “Por su parte, los principales representantes de la derecha histórica dominicana han mantenido su poder intacto, ahora bajo el paraguas de Leonel Fernández.

 “Las fuerzas conservadoras perdieron a Balaguer, pero siguen de regocijo por la influencia que mantienen en el Estado, y por la forma servil en que las antiguas fuerzas opositoras a Balaguer, incluido el PLD, se arrodillan ante el legado balaguerista.

 “Dispuestos a conquistar el poder en 1996, y a expandirlo después de 2004, el PLD sustituyó  la utopía política boschista de cambio social, por el pragmatismo conservador balaguerista que dominó la política dominicana en las últimas cuatro décadas del siglo XX.

 “Cuando Leonel Fernández declara que es el representante de las fuerzas históricas del balaguerismo, lo hace ciertamente como táctica retórica para ganar votos, pero también como evidencia de un desplazamiento de él y del PLD hacia un proyecto político preservador del sistema vigente.

 “El resultado de esta metamorfosis del peledeísmo es que se aniquiló la posibilidad de que en la República Dominicana se diera un salto democrático en el umbral del siglo XXI, bajo el mandato del último partido importante del sistema en llegar al poder”.

El protagonista

Rosario Espinalsocióloga y consultora 
 Profesora de la Universidad de Temple
 Autora de varios ensayos sobre el proceso político dominicano post Trujillo.

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