Al llegar a controlar el Poder Ejecutivo el agrónomo Hipólito Mejía, enarboló su tesis de que la figura presidencial había que respetarla, sin importar los hechos punibles que se pudiesen haber cometidos.
Con esa teoría el presidente Mejía otorgó salvoconducto a Leonel Fernández, quien bien pudo ser llevado al banquillo de los acusados, por aquella frase que dijo sobre la creación del Programa Mínimo de Empleos (PEME), de que “era mejor pagar que matar”. Recuérdense, los miles de millones de pesos dilapidó en esa acción, el expresidente Fernández, de los dineros que aportamos los contribuyentes.
Pero, además de eso, Fernández pudo haber sido acusado por el despilfarro de los bienes públicos, con la venta de las tierras del Consejo Estatal del Azúcar y de las empresas del Estado, vendidas a precios de vaca muerta.
Ahora, el señor Fernández y sus acólitos tratan de venderlo como la tabla de salvación de la República para las elecciones de mayo de 2024. ¡Oh ironía!