MIGUEL RAMÓN BONA RIVERA
Desde noviembre, cuando faltaban seis meses para las elecciones, las encuestas han venido mostrando una situación invariable: Leonel Fernández aparece con una puntuación que es superior a la suma de los porcentajes que obtienen Miguel Vargas y Amable Aristy Castro.

Así lo señalaron Gallup y Penn and Schoen, cuyos trabajos de campo se realizaron en noviembre y diciembre.

Luego en el período enero-febrero, las mediciones de Diario Libre-Greenberg, la de Clave-Noxa y de nuevo la de Gallup- HOY, volvieron a señalar el mismo fenómeno.

Aunque en la mayoría de estas encuestas Leonel Fernández no alcanzaba todavía el 50%, resulta significativo el hecho de que en todas ellas su puntuación supera la suma de las candidaturas del PRD y el PRSC. Ello es indicativo claro de sus posibilidades de irse en la primera vuelta.

Solamente una gran alianza de la oposición podía haber hecho variar esta tendencia y equilibrar las fuerzas en competencia. Una gran coalición encabezada por la candidatura Miguel Vargas- Amable Aristy, a la que se sumarían sin lugar a dudas muchos otros partidos de la oposición y amplios sectores de la sociedad civil.

Pero Amable hizo caso omiso de esta realidad y prefirió ir solo a las elecciones. Una actitud “heroica” y suicida. Ese fue su más grande error cometido en toda su carrera política. Se la puso bien fácil a Leonel Fernández.

Ahora Leonel se dedica sistemáticamente a desmantelar al Partido Reformista. Ello con grave daño para la democracia. Prostituyendo el sistema de partidos, comprando descaradamente a los miembros de la oposición, y creando los precedentes que en el futuro justifiquen a los que incurran en esa misma abyección.

Leonel Fernández ganará cómodamente la reelección. En primera vuelta. El suyo es un gobierno inmensamente rico, en un país donde las grandes mayorías ven discurrir su vivir en la perenne pobreza.

Ningún gobierno había hecho antes un uso tan avasallante del poder para prolongarse en el poder.