Es entendible que algunos peledeístas y reformistas no reciban con agrado una eventual alianza  entre Leonel  y Carlos Morales, sobre todo si los bandos se limitan a considerar sus intereses particulares.

Los peledeístas creen que la alianza sólo beneficia a los reformistas, y éstos en parte la ven como una ofensa a la memoria de Joaquín Balaguer.

Si se detuvieran por un instante a considerarla más allá de los intereses o los prejuicios,  podrían darse cuenta de que  beneficia a todos.

Leonel, muy listo por cierto, ve más allá que todos. Ve en la figura de Carlos Morales Troncoso algo más que una pieza en su ajedrez.  Es una figura relevante de su gobierno.

Un hombre que con su experiencia, sus relaciones  internacionales, su  ecuanimidad, capacidad de trabajo, ha aportado muchísimo al país en convenios, solución de conflictos y en representaciones. 

Leonel no es ajeno a ello. Leonel se sitúa, en este caso, por encima de los intereses políticos y partidistas del momento.

Pocos personajes de la palestra pública acumulan la experiencia  de Carlos Morales Troncoso, quien, como muchos recordarán,  fue vicepresidente de la República en dos ocasiones en igual número de gobiernos de Balaguer.

Como  Canciller, su hoja de vida ha sido, y sigue siendo, muy exitosa.

Reformistas y peledeístas deberían ir aún más lejos.  Deberían  propiciar esa alianza que vendría a reafirmar los votos   de un matrimonio político que ha sobrepasado, con mucho, los primeros cinco anos de alto riesgo que representa cualquier unión.

Basta con dejar a un lado las pasiones políticas y trasladarse a otro plano de mayor alcance.