Leonel y Danilo, una elección histórica

Leonel y Danilo, una elección histórica

Hay que preguntarse, ¿cómo puede el candidato presidencial del PLD ganar la elección de mayo, sin el apoyo del Presidente de la República y líder del partido?

¿Cómo podrá el Jefe del Estado revalidar el dominio del PLD, si no apoyara la fuerza electoral que encarna su candidato presidencial? Las respuestas son simples: ambos estaban compelidos a unificar su partido y superar viejas enemistades. Eso es política, la persecución del poder.

En una nación de naturaleza refractaria, que se alimenta de las rencillas partidarias, ese paso no se entiende. En la historia de los últimos 50 años, ningún presidente y líder había apoyado decididamente al candidato presidencial de su partido, hasta que Fernández lo hizo en las actuales circunstancias. Esa es una lección histórica.

Joaquín Balaguer jamás apoyó a Jacinto Peynado; don Antonio Guzmán prefirió suicidarse antes que apoyar a Salvador Jorge Blanco; este último padeció el ostracismo y la cárcel, tras negarse a reconocer en Jacobo Majluta a su sucesor; Leonel dio un apoyo tímido a Danilo hace 11 años y el alocado proyecto reeleccionista de Hipólito Mejía sacó del poder al PRD.

Abrevando en la historia, Leonel y Danilo ahora persiguen el mismo objetivo. Aquí no se trata de que Danilo sea «un preso de confianza» de Leonel -esa es una visión interesada y simplista del proceso-, sino que entrambos han dado una histórica lección de unidad al resto de la clase política acostumbrada a la autodestrucción; la escogencia de doña Margarita Cedeño en la candidatura vicepresidencial del PLD constituye la síntesis de esa conjunción.

Danilo no ganaba con un plan disidente; solo puede ganar con el apoyo de Fernández. La historia es el relato de la persecución del poder.

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