Leonel y Félix Sánchez

Leonel y Félix Sánchez

JUAN D. COTES MORALES
Todos los dominicanos celebramos jubilosos el triunfo de Félix Sánchez. El señor lo había dispuesto ya. Así lo deseábamos y esperábamos todos. El presidente Leonel Fernández observó la proeza desde el Palacio Nacional y saltó pletórico de alegría dando vivas muestras de su satisfacción y de su pasión por los deportes.

Lo escenificado en el Palacio Nacional me permite considerar por nueva vez, la metamorfosis que produce en las multitudes la emoción social de competir, de ser único, estelar, triunfador una o varias veces.

Félix Sánchez cuenta con 43 triunfos saltando diez vallas en cada uno de los cuatrocientos metros recorridos. Una valla cada 35 metros en cada competencia.

Lo que no se puede determinar de inmediato es la cantidad de vallas y obstáculos que Félix Sánchez salva en cada día de práctica y en lo que ha sido y es su vida, pero de lo que estoy plenamente convencido es que en su corazón no existen vallas u obstáculos que no haya salvado ya desde la plenitud de su conciencia para permitirse el goce y disfrute de la emoción social de ser quien es.

El presidente Leonel Fernández siempre ha estado muy identificado con la dominicanidad, con los denominados dominicanos ausentes, y, con todos los estelares peloteros que participan en las Grandes Ligas. Sin embargo, entre él y Félix Sánchez existe una mayor identificación, pues el insuperable corredor olímpico reside en los Estados Unidos de América donde nació e inició su afición deportiva y lo que es su vida cultural.

El presidente Leonel Fernández pudo haber sido un excelente deportista, pero su corazón le trajo de regreso al país para salvar más obstáculos que las vallas de Félix Sánchez.

Ignoramos cuándo el rey de los cuatrocientos metros retornará definitivamente a su país. El lo desea fervientemente. Tal como sucedió con el doctor Fernández Reyna. Naturalmente, entre ambos, la etopeya y la cultura determinan estelaridades diferentes y emociones sociales igualmente diferentes, sobre todo, porque al estadio donde comparece el presidente Fernández, el público siempre estará insatisfecho y desafiante.                                

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