Leones contra Gigantes

Leones contra Gigantes

Cuando escribí hace un buen tiempo que el Escogido estaba al bate, escasamente soñaba con el final del campeonato de pelota profesional. Acostumbrado a ver al equipo del Escogido sucumbir desde el inicio, me negué a construir sueños. Además mi afición es de corte tradicional y nunca quedó prendada de fanatismo. Soy, por consiguiente, un escogidista nulo para el equipo. Me alegré por el triunfo, por supuesto. Y como dije en aquella ocasión y reafirmo hoy, ¡el Escogido tiene dueño!

Pero no puedo pasar por alto la actuación de los Gigantes de San Francisco de Macorís. Lucieron espectaculares, al extremo de que Rossy, que sabe de pelota lo que yo conozco de chino, me aseguró en la octava entrada que íbamos a perder. Mi esposa es liceísta, pero les puedo asegurar que no sabe qué es una trocha y escasamente distingue la primera base de otra de las gomas del campo. ¡Los Gigantes constituyeron un contendor formidable!

Debe rendirse homenaje a ese equipo que tanta agua de pozo fétido dio a beber a los leones. Y sobre todo debe exaltarse a quien guió al conjunto de los Gigantes, Félix Fermín. Vale que se elogie una fructífera tarea frente a un conjunto peloteril relativamente nuevo. Félix se desempeñó, además, con canallesca determinación. Tanto, que hasta las discusiones las cumplía con respeto por la figura de los árbitros.

El Escogido ganó con batazos y buenos lanzadores. Aunque en temporadas anteriores iniciaba como un vencedor, pronto se desarticulaba y caía bajo los embates de los contrarios. En la temporada que ahora concluye, comenzó y terminó adelante. Cierto que se pasaron sustos. La octava entrada del juego decisivo es ejemplo de los sobresaltos. Oportunos bateos de su última entrada y un relevo de lanzadores eficaz en la aparición final de los Gigantes, permitieron sellar el triunfo.

Como seguidor del Escogido y admirador del buen juego de los Gigantes me complace resaltar el trabajo de ambos equipos. Pero también el juego de las otras novenas que completan una imagen de un deporte que sigue siendo el deporte rey para los dominicanos.

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