Lerenes merecen estar en nuestra mesa

Lerenes merecen estar en nuestra mesa

POR MARGARITA QUIROZ
En Navidad una fiesta sigue a la otra. No obstante, la cena de Nochebuena, es para el dominicano la celebración con mayor carga tradicional. Y es precisamente por esta razón por la que las familias dominicanas mantienen viva su verdadera esencia.

Ni siquiera el paso de los años y mucho menos las innovaciones culinarias han podido reemplazar las tradiciones gastronómicas degustadas durante esta cena, aunque hay que admitir que muchas se han agregado.

En toda Nochebuena el plato central es el cerdo entero asado en puya o pierna de cerdo horneada, acompañado de pasteles en hojas, moro de gandules y ensalada mixta ( papa, manzana, petit-pois, zanahoria y mayonesa).

En esta oportunidad, quien así lo desee puede ampliar el menú al colocar en la mesa los no tan comunes lerenes.

Sí, así como lo lee, lerenes. Esos, menos comunes en el menú moderno, pero que aún tímidamente mantienen su presencia en la mesa durante estas fiestas.

Esta hortaliza, herencia de la cultura indígena, junto al pan de frutas forma parte de los platos tradicionales en esta época del año. Actualmente, se oferta en los mercados y supermercados entre 8 y 10 pesos la libra.

El lerén o topinambur es una especie oleífera conocida y cultivada desde hace mucho tiempo por los pueblos indígenas de América tropical. En la Amazonia brasileña, hasta el final de la década de los 50, el lerén era una hortaliza cultivada en pequeña escala por los agricultores tradicionales en sus huertos, y las raíces tuberosas eran consumidas cocidas acompañadas con café.

En la República Dominicana esta hortaliza es consumida hervida básicamente durante la época de Navidad. Además, puede ser un componente ideal de ensaladas, cremas y otros platos confeccionados a base de pescado.

Su cocimiento en agua demora de 15 a 20 minutos y su sabor se parece al del maíz verde cocido.

En América del Sur, la medicina tradicional utiliza la tintura de las hojas para el tratamiento de la cistitis y como diurético. Las hojas frescas se empleaban para la confección de ropas para bebés, por ser resistentes y durables.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas