¿Les digo Algo?

¿Les digo Algo?

Quiérase o no, analizar lo que pasa en América Latina y el Caribe, obviando el interés de los grupos de poder en mantener bajo su dependencia las naciones de la región, es contribuir a que estos pueblos no comprendan su situación política y luchen por la emancipación.
Es tiempo de saber que los conservadores decidieron abortar los atisbos independentistas promovidos por algunas organizaciones políticas en varios países de América del Sur con idea de reorientar los sistemas de gobiernos por otros distintos a los que les han impuesto para mantenerlos a merced de los abusos y el despojo de sus recursos.
En el fondo las situaciones que atraviesan Brasil y Venezuela no se deben exclusivamente a que haya habido corrupción en sus gobiernos sino a que se ha querido desarticular la posibilidad de que en esos países avancen las corrientes que chocan con los lineamientos de las políticas internacionales impuestas por las grandes potencias y corporaciones que dominan el mundo.
Hugo Chávez, Ignacio Lula Da Silva, Evo Morales, Correa, Dilma Rousseff, Daniel Ortega y Fidel Castro, son los referentes del cambio deseado por los latinoamericanos y caribeños de tener estados centrados en la protección de los ciudadanos con una justa distribución de las riquezas.
Esa ha sido y es la lucha librada por todos los progresistas latinoamericanos y caribeños que como dijera Simón Bolívar, “los Estados Unidos parecen destinados por la providencia a plagar la América de miseria en nombre de la libertad”, pensamiento que debe orientar a todos los habitantes de estas tierras para interpretar la situación que afecta a Venezuela y a Brasil.
El Comité Dominicano de Solidaridad con Venezuela auspició un panel donde se analizó en contexto la situación política de ese país compuesto por una población de más de 37 millones de personas en el que la oposición financiada y estimulada desde los Estados Unidos pretende desconocer la mayoría que eligió al Gobierno dirigido por el presidente Nicolás Maduro.
Los venezolanos han aprendido con la revolución bolivariana que el hambre y el analfabetismo se pueden erradicar y se lo ha confirmado la FAO, que se puede vivir bien y en dignidad como lo han comprobado, que la desigualdad es superable, que sus niños y jóvenes disponen de cupo escolar, que el 70% del Producto Interno Bruto (PIB) va a inversión social, entre otros beneficios que no quieren perder pese al boicot que ha generado las carencias y penurias del que alimentan el conflicto de hoy.
En el panel se criticó que el Gobierno no hubiese profundizado los cambios iniciados por Chávez y contemporizara con los grupos tradicionales que cobraron fuerza apoyados por los Estados Unidos y una maquinaria mediática que le ha permitido montar una campaña desinformativa dirigida a confundir al mundo sobre el acontecer de ese país.
Sin embargo la verdad reluce por sí misma; las manipulaciones mediáticas son desmentidas por los hechos que evidencian el carácter conspirativo de una oposición que se ha caracterizado por el irrespeto a la dignidad humana, a las leyes venezolanas y por estar al servicio de intereses ajenos a su pueblo.