¿Les digo Algo?

¿Les digo Algo?

Además de doloroso es indignante, inhumano, intolerable, abusivo, cruel, criminal, injusto e inmisericorde el ataque de los agentes antimotines de la Policía Nacional a los trabajadores cañeros rompiéndoles a varios piernas, brazos, cabeza y golpeando a otros para que no fueran a exigir sus derechos al Ministerio de lo Interior.
No hay una palabra que tenga la carga emocional para transmitir el sentimiento que ha suscitado en muchas personas el comportamiento inhumano de los agentes policiales frente a los braceros a quienes esta sociedad debe valorar e indignarse por la desgracia en que viven debido a la irresponsabilidad con que se maneja el país.
Fue un atropello criminal y avieso cometido contra personas que durante muchos años abonaron su sudor para contribuir a mantener la economía del país en uno de los renglones más inhabilitantes del trabajador: la industria azucarera.
Con la degradante acción, los agentes antimotines, revelan ser de los policías incontrolables que aún continúan en la institución que a pesar de los esfuerzos de convertirla en útil, no ha sido posible por estar conformada de individuos amorales, arbitrarios y carentes de una formación que les permita conducirse como corresponde a un miembro de un órgano al servicio de la ciudadanía como debe ser la Policía Nacional.
La sociedad y las organizaciones sindicales deben exigir al jefe de la Policía que sean sancionados los agentes que golpearon a los braceros y trabajadores cañeros, a quienes les asiste el derecho a protestar si las autoridades no les solucionan sus problemas ocasionados por las deficiencias de un Estado corrompido e inoperante.
¿No es responsabilidad de las autoridades proveer a los braceros que pican caña en el país desde hace 10,15, 20,30, 50 años y mas, que cotizaron al Instituto Dominicano de Seguros Sociales (IDSS) y ahora al nuevo Sistema Dominicano de Seguridad Social, proveerles los documentos de acreditación?
Los agentes antimotines, lamenta José Nuñez, arremetieron inmisericordemente contra el grupo, resultando cuatro de ellos con piernas rotas, uno con un brazo también roto, golpes en el pecho, la cabeza y la cara.
El trabajador de 67 años de nombre David Michel recibió un golpe en la cara que amerita una segunda operación y su estado de salud es de cuidado. ¿No hay compasión para estos trabajadores que han dejado su vida en los bateyes del país?
La existencia de una población en esas condiciones es el resultado de la irresponsabilidad de la administración pública de una nación que cada día parece hundirse en vez de prosperar en sentido de la justicia y la equidad que cada individuo necesita para sentirse persona respetada en su dignidad y sus derechos.

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