¿Les digo Algo?

¿Les digo Algo?

En el momento en que Julio, el desempleado, se sentaba en la sala de los amigos que había ido a visitar el martes 27 de febrero, de la televisión del hogar salía la voz del Presidente diciendo, en la Rendición de Cuentas a la Nación, que el desempleo había bajado en el país.
Al escuchar las palabras del Presidente la reacción de Julio, el desempleado, sorprendió a los señores que lo vieron levantarse del asiento como impulsado por un resorte y exclamar:
-¿Qué dijo? pero si el ejemplo que desmiente eso soy yo, tengo más de un año buscando empleo, he depositado mi currículo como en doscientas empresas públicas y privadas y nada, ¡Dios! ¿Quién le habrá dicho eso al Presidente?
Los amigos de Julio tuvieron que calmarlo con palabras de aliento, sintieron lástima al pensar que la experiencia de ese momento es nada frente a los avatares que habrá de sufrir en su juventud que recién empieza.
Julio es un muchacho de 25 años muy trabajador. Ha prestado servicios en los famosos “call centers” donde se exprime al personal por un salario inferior al que debe pagarse por trabajar ocho horas con un teléfono al oído, de donde salen con enfermedades de audición al estar expuestos tantas horas a ese aparato. Los “call centers” surgieron con el Internet y las tecnologías modernas de comunicación, que las empresas multinacionales utilizan para vender servicios a todas partes del mundo, operando desde los países en desarrollo para aprovechar el desempleo que les garantiza mano de obra barata.
Julio sintió como un mazazo la afirmación del mandatario de que: “nuestros empleos no están creciendo 100 mil por año, que ya era una meta ambiciosa, sino 120 mil empleos por año, lo que es un resultado sin precedentes”.
Siguió la voz por la televisión “… Y hablamos también de empleos mejor remunerados. Pregúntenle a un maestro, pregúntenle a un trabajador de la salud, pregúntenle a un agrónomo, a un agente de policía o a un militar, pregúntenle a un fiscal, todos ellos han visto sus sueldos y sus condiciones de trabajo mejoradas”.
La devastación causada por la Rendición de Cuentas en el ánimo de Julio, el desempleado, la sufrieron también ciudadanos dedicados a actividades productivas en las áreas de servicios, salud, milicia, justicia, educación que sometieron la pieza oratoria de más de dos horas de duración a análisis y contraanálisis, desmentidos, burlas y mofas.
La rendición de cuenta del presidente Danilo Medina refleja lo que la gente aprecia de él: es trabajador, no descansa ni siquiera los domingos, pero haber mantenido las ataduras políticas y económicas perniciosas del pasado impide que sus esfuerzos se manifiesten plenamente y sean opacados por las situaciones de orden moral y ética frente a las que el pueblo esperaba que actuara con una conducta transparente.
Dirigir un Gobierno con las mismas estructuras gubernamentales fundamentadas en la corrupción y el clientelismo ha llevado al Presidente a seguir el camino de sus antecesores en las artes para mantener el poder de espalda a los electores.

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