¿Les digo Algo?

¿Les digo Algo?

La República Dominicana ha escogido el mes de Abril para enaltecer los oficios de periodista y locutor destinando las fechas 5 y 18, respectivamente, al Día Nacional del Periodista y al Día Nacional del Locutor.
La coincidencia de estas celebraciones, dedicadas a los ejercitantes de ambos oficios importantes para desarrollo de la cultura y la información, hace pensar en la situación de esos profesionales.
La República Dominicana es una nación abatida por numerosos males que debilitan la conciencia ciudadana, puesta a prueba cada vez que para resolver un problema de sobrevivencia tiene que recurrir al tráfico de influencia, al amiguismo o al favor político para solucionarlo.
En este contexto, en el mercado laboral, hay una cantidad considerable de periodistas y comunicadores egresados de las aulas universitarias que no encuentran dónde colocarse para aportar sus conocimientos.
Igual ocurre con locutores graduados de las dos escuelas donde se preparan los trabajadores del micrófono que deben conformarse con tener buena voz, ser maestros de ceremonia, conducir gratis un programa de Radio Comunitaria en algunas provincias o grabar anuncios a tiendas y colmados de los mercados y barrios.
La desocupación de estos profesionales ha dado lugar a que los que tienen un nivel académico bueno ocupen las posiciones disponibles, mientras una cantidad significativa, con deficiente formación, no tiene empleo.
El ciberespacio es la alternativa que periodistas y locutores tienen para crear programas informativos y de variedades, sin embargo, las deficiencias no le permiten trascender en el espectro. El sentido de responsabilidad del ejercicio de esos oficios debería motivarlos a superarse.
Una emisora, un periódico o un blog, permite estar en el ámbito local y mundial, sin embargo, mantenerlos depende de los anuncios o del auspicio económico, si la producción es buena. Hasta ahora, la práctica es que locutores y periodistas buscan el apoyo estatal para sustentar los programas.
Los anuncios estatales no se conceden solo a los periodistas y locutores nobeles, ese mecanismo es usado por casi todos los comunicadores y las empresas editoriales, la radio y la televisión.
Manejarse en base a esta condición genera que el mundo de la comunicación y la información esté profanado por las opiniones interesadas que el público está obligado a escuchar por la profusión de esta práctica que ha desprestigiado el periodismo.
El público consumidor de la radio, la televisión, la prensa y redes sociales está condicionado a enterarse de los acontecimientos de manera distorsionada por las mentiras mediáticas, la manipulación y el acomodamiento de los datos a los intereses a quienes sirven aquellos que tienen en sus manos el manejo de la información y la comunicación.
Entre los países latinoamericanos y caribeños, el de Duarte, Sánchez, Mella y Luperón, es de los más influenciados por los gustos, estilos y comportamientos provenientes de culturas extrañas, que se han convertido en referencias de las actividades del mercado de la comunicación.
Las culturas norteamericana y europeainfluyen el pensamiento del público mediante políticas dirigidas a transformar la conducta o por los consumidores de información y entretenimiento que emigran a esos países buscando prosperidad.
El periodismo, entendido en su esencia mística de servicio, veracidad y justicia, pasa por las etapas más críticas en el país. El desbordamiento del oportunismo, el deseo de poder y dinero, inducen a gente malsana a usar estos oficios para ascender socialmente lejos de toda conducta ética.

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