¿Les digo Algo?

¿Les digo Algo?

Los crímenes contra el medio ambiente y los recursos naturales compiten con los actos de corrupción y de depredación del erario público en América Latina y el mundo pese al rechazo de la población a esos actos que destruyen moral y económicamente a las naciones.
La República Dominicana es uno de los países en que, en relación a esta problemática, se están produciendo los actos vandálicos más alarmantes relacionados con su ecología y los recursos naturales de toda categoría y tipos, incluidos los culturales y alimentarios.
En las últimas semanas el movimiento ambiental y el pueblo en general han sido escandalizados con las denuncias de varios hechos que socaban el ordenamiento legal de territorios estratégicos para el desarrollo ecológico y económico del país.
Se trata, entre otros muchos casos, de los estragos ocasionados al Parque Nacional Sierra de Baoruco por empresarios que habían sido desalojados de ese lugar hace varios años; de las intervenciones producidas en Parque Nacional Máximo Gómez; de la promoción oficial a las ocupaciones en Valle Nuevo y la pavorosa acumulación de basura que atestan las costas y riberas de los ríos Ozama y Yaque del Norte favorecidas por la contaminación ética en el manejo de residuos y vertederos.
Son tres hechos graves que la sociedad debe exigir sean aclarados y resueltos aplicando la Ley 64-00, las normativas vigentes y los convenios internacionales de los cuales el país es signatario, para impedir que personas inescrupulosas se enriquezcan apropiándose de los recursos naturales amparadas en sus vinculaciones políticas o sus pillerías empresariales.
En el parque Nacional Sierra de Baoruco un grupo de empresarios que ocupan tierras en esa área protegida por encima del ordenamiento jurídico y administrativo que la rige ha desarrollado acciones de desmonte, manejo agrícola con laboreo intensivo que incluye arado, uso de pesticidas y herbicidas, secuestro de agua y siembras en pendientes muy elevadas que ya afectan el régimen de captación y circulación del agua que sostiene la economía y la vida de una de las regiones más deprimidas pero de mayor potencial del país. Estas acciones cuentan con la indiferencia o la complacencia de las autoridades del ramo.
Parque Nacional Sierra de Baoruco fue creado en 1983 mediante el decreto presidencial No. 1315/83 y constituye una de las áreas núcleo de la Reserva de la Biosfera Jaragua-Baoruco-Enriquillo, aprobada oficialmente el 6 de noviembre de 2002 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). En junio pasado hizo un año que se aprobó, en la Vigésima Novena Sesión del Consejo Internacional de Coordinación del Programa sobre el Hombre y la Biosfera (MAB) la incorporación de la misma al Corredor Biológico del Caribe junto a la Reserva de la Selle.
A pesar de las denuncias hechas por el Grupo Jaragua, que tiene bajo su custodia el parque, de diferentes entidades ambientalistas y de diferentes instancias locales, las autoridades no han ofrecido ninguna información ni explicación del hecho por el que deberían estar traduciendo a la Justicia a los infractores.
Acciones como esa las realizan quienes se sienten con poder o están respaldados por alguna autoridad, si no del área, de los niveles de dirección cimera del Gobierno.
Las instancias concernidas, al entrar en conocimiento de las denuncias del Grupo Jaragua y del movimiento ambiental, están obligadas a conminar a los invasores a salir del parque y traducirlos a la Justicia para que sean juzgados por violar las leyes que rigen esos espacios.

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