¿Les digo Algo?

¿Les digo Algo?

La libertad de Expresión no vale nada sin la libertad de Pensamiento.
José Luis Sampedro

Tuve la fortuna de haber conocido a María del Carmen (Carmenchu) Brusíloff Ugarte, cuando el director del Listín Diario me llamó para trabajar en ese periódico en la sección Económica, sin embargo, paré en la de Sociales.

El caso fue que cuando Carmenchu supo que don Rafael Herrera me había llamado le solicitó que me prestara por unos meses a su departamento que quería reforzar y necesitaba una persona que la ayudara, ahora pienso que en ese tiempo mi experiencia en la prensa escrita era poca.

El día que iniciaba en el Listín me presenté ante don Rafael y me dijo en tono persuasivo que por el momento iba a trabajar en la sección de Sociales, porque Carmenchu le había solicitado que me dejara por un tiempo en esa área. A decir verdad, la idea me desconcertó, porque nunca me había pasado por la mente trabajar en sociales.

Don Rafa se percató de mi desconcierto con el cambio, me tomó del hombro y me dijo “te pido que aceptes por un mes o dos, no le puedo decir que no a Carmenchu, luego veré cómo te traigo a la redacción, tengo planes contigo, eres famosa pero aquí en el Listín lo serás más”, exclamó entre chanza y risa queriendo darme confianza.
Para complacerlo a él y a Carmenchu que me había ofrecido trabajo cuando estuvo en la Falcombridge, decidí ir a Sociales sintiendo que el paso era un reto. Para muchos periodistas, las sociales eran páginas rosa, a mi mente afloró una frase dicha por uno de mis maestros: “un buen periodista lo es en cualquier género que deba trabajar”. Con esa idea me dispuse a dar el máximo.

Como parte de su equipo vi y valoré que Carmenchu es la periodista más amante, cuidadosa y responsable con su trabajo que he conocido, no falta nunca, trabaja tanto o más que sus subalternos y lo hace con entusiasmo y alegría, buen sentido del humor y sin pensar en rango ni en separación de funciones. Cubre o redacta una información como parte de la labor que le corresponde y, sobre todo, nunca se queja de tener mucho que hacer.

Es una de las periodistas que más ha contribuido al desarrollo del oficio. Trazó las pautas y dio sentido a la crónica social integrando el interés humano y ambiental en las páginas de los periódicos donde laboró y fue editora de las secciones femeninas, Hoy y el Listín Diario.

Aunque nació en España, su crianza y educación la obtuvo en nuestro país participando en eventos de trascendencia histórica, muchos de los cuales narra en su libro Retazos de una Vida que puso a circular la semana pasada en la Biblioteca Nacional.

Carmenchu es una periodista coherente con sus ideas y sus principios. Honesta e incorruptible, jamás vimos en sus actuaciones ningún atisbo de corrupción y conste que en diarismo nacional era una poderosa editora, casi al igual que el director del periódico. Una profesional de su talla y legados es merecedora de ser galardona con el Premio Nacional de Periodismo.

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