¿Les digo algo?

¿Les digo algo?

La democracia otorga a cada ciudadano el derecho de participar en las elecciones, pero las personas, especialmente los militantes de los partidos deben saber que dirigir un país requiere más que un título universitario, poseer sabiduría, autoridad y el respeto de los conciudadanos.

El periodo electoral que se acerca trae la aparición de más de quince políticos, entre jóvenes y veteranos, muchos de los cuales han debutado con una vida pública y social cuestionable conocida por la población, que los ha enjuiciado por sus actuaciones reprochables en el desempeño de cargos públicos.

Estos hombres y mujeres que se someterán al escrutinio de los votantes deben saber que el pueblo necesita y ansía cambiar las políticas con que ha estado siendo dirigido el país debido a que se ha demostrado que no son las que se precisan para avanzar al estado de bienestar que aspira.

En estas elecciones deberían presentarse ciudadanos de ambos sexos de conductas intachables. Sí, “sangre nueva” como dijo el presidente Danilo Medina en la alocución para despejar la incógnita de su repostulación, pero sin máculas éticas ni vinculación a intereses espurios.

Este país requiere un cambio; nuevas políticas donde el sujeto principal sea el pueblo dominicano sin empleo, hambriento, sin educación, sin salud, sin formación, sin techo, sin ropa, sin medios para vivir dignamente.

Esta nación demanda sustituir el despilfarro y el engaño en la relación políticos y pueblo. En el poder, el político dilapida los bienes de la población porque su bienestar no le importa, utiliza el engaño para conseguir votos en base a mentiras que resultan difícil desenmascarar.

La República Dominicana quiere una gestión política en la que el lucro personal y el enriquecimiento a base del hurto de los recursos del Estado y el tráfico de influencia, sean prohibidos y sancionados como ejemplo del hacer colectivo.

Acaso creen los candidatos que, hablando de continuar las mismas políticas, bajo una institucionalidad pervertida que tiene a su servicio a las Altas Cortes, la Cámara de Cuentas y los árbitros electorales, podrán cambiar el rumbo por uno nuevo y esperanzador para todos con inclusión, igualdad, participación y trabajo, oportunidad de desarrollarse y prosperar.

Los indicadores del desarrollo del país son alarmantes y deberían ser conocidos y estudiados por los partidos políticos que competirán por el poder en las elecciones de mayo del año 2020.

El deterioro de los renglones productivos y la insuficiencia de los servicios de salud, educación, transporte, seguridad social, agua potable y para riego, la destrucción del medioambiente y de los recursos naturales deben ser evaluados y reconsiderados con el objetivo de establecer nuevas políticas y planes de desarrollo del país.

El pueblo se encuentra al límite de su nivel de tolerancia y no se siente en actitud de permanecer indiferente a las acciones inmorales de las castas partidarias que lo han dirigido aplicando medidas que lo han estancado.

Es necesario un proceso constituyente popular, directo y universal que reconstruya la institucionalidad del Estado dominicano para superar las precariedades económicas creando las estrategias de planificación precisas y necesarias para afrontar las contingencias pronosticadas y extrañar para siempre a los que quieren dirigirla anteponiendo su sed de riqueza y poder.

Más leídas