¿Les digo Algo?

¿Les digo Algo?

Nuestra economía, que es importadora neta de combustibles, enfrenta dos tendencias externas contradictorias: la acelera el menor precio del petróleo y la frenan los efectos económicos del coronavirus. Se espera que los impulsos positivos pesen con más dureza y ganen la partida a las tendencias recesivas, para que sumen PIB.
El brote del virus Covid-19 está deprimiendo la demanda de petróleo en China y en el mundo, desplomó el precio del WTI la semana pasada, se cotizó a US$52.36 el barril, un bajón de US$16.50 comparado con el precio a final de diciembre 2019. El abrupto descenso nos beneficia, reduce la factura petrolera, preserva la buena posición externa y el rápido crecimiento de la economía, con inflación baja y estable.
Esto se entiende mejor con un ejemplo. Si este año pagamos un precio medio de 50 dólares, por barril ahorramos 9.1 dólares (15.4%) comparado con el precio (59.1 dólares) utilizado para preparar el presupuesto público de 2020. Importando el mismo volumen el ahorro en la factura petrolera y la balanza de pagos podría superar los 600 millones de dólares.
Independientemente de si es o no un ciclo de bajos precios, que llegaron para quedarse, basado en análisis estadísticos estimo que sumará PIB si terminamos pagando un menor precio, alrededor de dos puntos porcentuales, sabiendo que se trata de una bala que se agota con el primer disparo, es decir, un solo efecto.
Pero la del petróleo es la tendencia favorable, es la mitad del cuento, la desfavorable, la fuerza contraria es el costo económico del coronavirus. No se tiene un dato del PIB que se pierde a nivel mundial, lo que está en juego depende del tiempo que tarde la vacuna. A falta de cálculos internacionales sobre la caída en el consumo, la inversión, el transporte, me limito a los efectos esperados sobre el turismo por reducción en la cantidad de pasajeros, como lo tienen advertido instituciones internacionales como el FMI.
Para estimar pérdida potencial por turismo uso la experiencia del Zika, el virus es la enfermedad de los pobres, el precedente para los países de América Latina y el Caribe que en gran medida dependen del turismo. La ONU para el Desarrollo (PNUD) calcula la pérdida de PIB entre US$7,000 y US$18,000 millones de 2015 a 2017, y por desplome del turismo internacional en Haití y Belice 1.13% y 1.19% anual del PIB, respectivamente, cinco veces más que en América del Sur.
Recordando que el turismo representa 7.7% de nuestro PIB, sería optimista decir que por coronavirus perdemos poco o nada, como los países de América del Sur con el Zika. Lo prudente y conveniente es asumir que, por la frontera abierta, y el va y viene casi libre de trabajadores haitianos, con el coronavirus corremos el riesgo de perder un porcentaje parecido al de Haití con el Zika, aunque es cierto, en salud pública estamos más adelantados.
Prefiero ser conservador, si por el coronavirus perdemos un porcentaje parecido al de Haití con el Zika, estimo en ochenta y siete décimas la aportación neta de las dos tendencias externas contradictorias. Y todo lo demás constante como dicen los economistas, el PIB avanzaría, en vez de 5.0%, entre 5.5% y 6.0% en 2020.

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